Moscú. Las garantías de los talibanes en materia de libertad de opinión en Afganistán son una "señal positiva", dijo el martes el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergueï Lavrov.
"El hecho de que los talibanes en Kabul proclamen y demuestren en la práctica su disposición a respetar las opiniones de los demás, es, a mi modo de ver, una señal positiva", dijo, en un encuentro con profesores retransmitido en línea por su ministerio.
GALERÍA: Recelo en las calles de Kabul.
Moscú anunció en la víspera que esperaba mantener su embajada en Kabul y recibir garantías de seguridad de parte de los talibanes, en contraste con las misiones occidentales, que evacuaban aceleradamente a su personal y cerraban sus sedes diplomáticas.
Por su lado, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier dijo que las escenas de desesperación en el aeropuerto de Kabul son "una vergüenza para Occidente".
Alemania suspendió su ayuda al desarrollo a Afganistán tras la llegada de los talibanes al poder.
"Somos corresponsables" de la "tragedia humana" vivida por los afganos, que intentan desesperadamente salir del país, agregó el mandatario.
Alemania, que está también evacuando a sus ciudadanos y a personas bajo su protección, "debe hacer todo lo que esté en su mano para garantizar la seguridad de los alemanes" en Afganistán y de todos los afganos "que les han apoyado durante estos años", dijo el presidente.
A su vez, el último presidente de la extinta Unión Soviética (URSS), quien puso fin en 1989 a la desastrosa campaña militar soviética en Afganistán, Mijail Gorbachov, dijo que la invasión estadounidense de Afganistán en 2001 fue desde el comienzo una "mala idea, aunque Rusia al principio la apoyó".
En declaraciones a la agencia de noticias rusa Ria Novosti, Gorbachov añadió que "su fracaso debería haber sido admitido mucho antes".
"Ahora es importante sacar lecciones de la situación para no repetir esos errores".
Estados Unidos intervino en Afganistán en 2001, donde los talibanes habían brindado refugio al líder de al Qaida, Osama bin Laden, como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La URSS también estuvo durante una década inmersa en un conflicto en Afganistán, que empezó con la invasión soviética en 1979.
Cuando llegó al poder en la primavera (boreal) de 1985, Gorbachov encontró un país económicamente arruinado, empantanado en Afganistán e incapaz de continuar la carrera armamentista.
Así fue que concibió su política de la Perestroika (reconstrucción en ruso), para reorganizar el sistema soviético, y en 1989 decidió retirar al Ejército Rojo de Afganistán.
Tras esta partida, siguieron años de guerra civil que se saldaron con la toma del poder por parte de los talibanes, algunos entre ellos herederos de los muyahidines, que lucharon contra la ocupación soviética.