La elaboración de los nuevos Libros de Texto Gratuitos (LTG) será escalonada, por lo que para el ciclo escolar 2022-2023 se prevé tener la mitad de la nueva familia de materiales didácticos, informó Marx Arriaga, director general de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien aseguró que se mantendrá el modelo de convocatoria abierta para su realización, pese a la polémica que generó entre expertos y docentes.
“El cambio en el proceso de los LTG se da porque necesitamos involucrar no sólo a la ciudadanía, sino al magisterio que está frente a grupo. Estos dos primeros libros (rediseñados bajo esta nueva modalidad) sirvieron de muestra de que se podían hacer con base en la participación ciudadana y la propuesta es que así se haga la nueva familia de LTG”.
En entrevista con La Jornada destacó que hay una ruta para la generación de los nuevos LTG, pero se requiere tener los nuevos planes de estudios, los cuales deberán estar aprobados antes de concluir este año, o de lo contrario, indicó, “no habría manera de sacar los LTG para el siguiente ciclo”.
Tras la polémica por el rediseño de casi una veintena de LTG para primaria, de los cuales sólo dos llegarán a las aulas en este ciclo escolar 2021-2022, y en la que se convocó a mil 800 docentes para elaborar secuencias didácticas en pocas semanas, y a ilustradores y editores, a quienes se invitó a participar, pero sin remuneración alguna, reconoció que “hubo diversos aprendizajes”.
Dentro de la misma institución, dijo, no teníamos los conocimientos y habilidades para poder coordinar tantas mesas y personas al mismo tiempo, “por eso hicimos la reducción a una sola asignatura, español; y dos libros, español tercero y cuarto”.
Respecto a los ilustradores y editores, aseguró que “no estábamos enterados de que tenían ciertas molestias por la cuestión laboral en la que viven. Y eso tuvimos que aprenderlo. Es una situación diferente la que le ocurre a un maestro que a un ilustrador. Aprendimos muchas cosas, y una de ellas es que una convocatoria, aunque parta del gusto por el libro de texto, debía tener una remuneración”.