Convencidos de que “la nostalgia” por los éxitos pasados no coincide con la filosofía de la banda, La Lupita “ve hacia delante, sin mirar atrás” y prepara su festejo de 30 aniversario con el disco inédito Tormenta, en cuyo concepto retoma circunstancias que ha vivido, pero también, sobrevivido.
El álbum original, que está en grabación, “tiene que ver con cosas que han sucedido en nuestra vidas, y muy particularmente, en la mía, porque he sobrevivido al cáncer; en dos años y medio pasé por cinco cirugías; fueron meses de estar en hospitales, además de quimioterapias, radiación. Casi muero en varias ocasiones”, contó el guitarrista Lino Nava a La Jornada.
De esos críticos momentos, el músico recordó: “He luchado contra el cáncer, pues me lo detectaron en la cabeza, detrás de un ojo; muy agresivo y casi pierdo la vista, pero afortunadamente aquí estoy después de todas esas cirugías y tratamientos. Doy gracias a Dios, a la vida, al universo y al rocanrol”.
En la banda, prosiguió, “hacemos música nueva, componemos y producimos. El trabajo se titula Tormenta, porque tiene que ver con atravesar mares, oleajes, rayos, penumbra y demás para estar aquí haciendo este nuevo disco”, el cual saldrá a la venta en plataformas digitales y formato físico, entre noviembre y diciembre; a la par, tienen planeadas presentaciones en el teatro Metropólitan.
En tres décadas, destacó Nava, “muchos grupos con los que crecimos, se separaron; otros dijeron de repente adiós y luego volvieron reunirse, pero La Lupita, en este tiempo no ha dejado de hacer música. No nos hemos quedado en la nostalgia de lo que hicimos hace 25 o 30 años. Eso no funciona para nosotros”.
Sobre el rock, Nava comentó que si bien “ha cambiado, eso es algo bueno, pues la música no es estática; además, este género es maleable y multifacético, es como una pelota flexible de plastilina”.
La actual alineación de la banda está integrada por Nava, Héctor Quijada (voz), Roberto Palomo (bajo), Erik Gracia (piano, teclados y acordeón) y Merci González (batería). “Han entrado y salido músicos a lo largo de estos 30 años, pero tampoco nos interesa ningún rencuentro; siempre vemos hacia el futuro”.
Cada uno toma su camino
Nava admitió que de entre las bandas de esa época “quisiera estar tocando con Santa Sabina o hacer una gira con Café Tacvba, o bien, con artistas que son hermanos, pero las circunstancias hacen que cada quien tome su camino, el de nosotros ha sido generar música nueva”.
El guitarrista, de 52 años de edad, quien también enfrentó al Covid-19, es consciente de que “el encerrón por la pandemia, ese soliloquio, no distraerte con una cuestión social y de interacción, es voltear a verte a ti mismo.
“Hoy día –prosiguió– me miro al espejo, tengo el ojo chueco, quedé deformado del rostro debido a las cirugías, cosa que no me importa tanto, como ver en mi espejo la historia profesional, lo que uno ha hecho; tengo videos de cuando era un adolescente de 17 años, en que produje y se grabó el primer disco, porque toda la vida he sido obrero de la música.”
Es bonito, puntualizó, “ver que aunque uno se vaya o se quede físicamente, la música permanece. Afortunadamente, estamos con salud. Estoy contento de grabar, acompañado de mis talentosos compañeros y, sobre todo, sé que después de la tormenta viene la calma”.