Más que construir juntos, el gobierno de la Cuarta Transformación parece empeñado en destruir. En vez de juntos hacer historia, deshacerla.
De poco o nada sirve el memorial de crímenes y despropósitos atribuibles a los conquistadores que el viernes nos asestó el Presidente, como si fuera una síntesis oficial de nuestra dolorosa historia; dura y trágica, pero también portadora de iniciativas y proyectos transformadores de un presente siempre anegado de carencias y reclamos.
La ¿historia para qué?, con que la querida doctora Alejandra Moreno Toscano convocó hace años a destacados académicos, corre el peligro de volverse una historia para quién, para los usos y abusos del poder, que busca constituirse más allá de la propia Constitución. Y así, en efecto, no se puede, como ha dicho José Woldenberg.
No se necesita recurrir otra vez al gran Mariano Otero para insistir en que ésta es, debería serlo, la hora de la inclusión y de la unidad nacional para recuperar y reconstruir los sistemas cruciales para la supervivencia. Sea que miremos a lo que queda del sistema público de salud o recordemos lo que, desde antes de la tragedia, había documentado la SEP sobre su propia tragedia, el diagnóstico es contundente: priman las carencias, insuficiencia de recursos financieros, materiales y humanos.
Sociedad enferma y doliente, la mexicana ha podido, a pesar de todo, resistir las penurias y las dolencias. Desde estas capacidades, que no son atribuibles a gobierno alguno, el actual debería replantear sus entendimientos y formas de acción y comunicación, para convocar con autoridad y sentido de urgencia a la unidad para la acción. Convocatoria que debe acompañarse de compromisos genuinos con la democracia, y rechazos expresos y claros a cualquier forma, así sea larvaria, de autoritarismo y exclusión.
Para acometer el rescate, la recuperación y la reconstrucción nacionales, requerimos de una economía que funcione. Para ello es indispensable dejar atrás la inercia como estrategia cotidiana y recuperar como aliento maestro el de la inversión como creación de futuro y fuente de capacidades y aprendizajes.
A ello convocamos desde el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo que trabaja en la UNAM desde 2009.
Aspiramos a forjar un compromiso histórico con el futuro y a realizar reformas del Estado que lo fortalezcan para poder acompañar y desatar toda clase de iniciativas de la sociedad. Para reivindicar el empleo como fuente de vida y dignidad; para aumentar los niveles de vida con prioridad para los más vulnerables y así superar la inicua desigualdad; para una mejor y más dinámica industria; para una inserción más provechosa en la economía internacional y su globalización. Sobre todo, para construir las bases de una sociedad habitable, inconcebible sin un Estado de Bienestar basado en un renovado pacto social que sostenga unas finanzas públicas sanas y robustas, mediante una auténtica reforma fiscal y hacendaria.
Éstas y muchas otras ideas y propuestas están en el documento Renovar políticas para un nuevo curso de desarrollo, elaborado por el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, que se presentó ante el Seminario Universitario de la Cuestión Social el miércoles pasado.
El texto está ya en la página del Grupo, donde puede ser consultado http://www.nuevocursodedesarrollo.unam.mx/docs/GNCD_2021.08_Renovar_%20Politicas.pdf