Del total de casos de VIH/sida registrados desde el inicio de esa pandemia hasta el primer trimestre de este año, cerca de 20 por ciento corresponden a mujeres, señaló Angela Sepúlveda, directora de Procuración de Fondos de La Casa de la Sal.
Advirtió que el alza de la violencia de género y sexual contra las mujeres, derivada de la emergencia sanitaria, disminuyó las posibilidades de exigir métodos de protección en las relaciones sexuales.
Datos de la Secretaría de Salud (Ssa) indican que las personas registradas como seropositivas a VIH, desde 1984 al primer trimestre de este año, son 318 mil 100, de las cuales 59 mil 619 son mujeres (18.74 por ciento) y 258 mil 481 son hombres (81.26 por ciento).
Sepúlveda señaló que la violencia genera un “ambiente propicio para los contagios de VIH/sida y con el tema de la pandemia pasan varios fenómenos: el primero es que la violencia aumentó, la capacidad de las mujeres para negociar el uso adecuado de métodos de barrera es nulificado, existieron dificultades para el acceso a los servicios de salud y los relacionados para prevenir la violencia disminuyeron”.
Además, el Covid-19 afectó las metas globales fijadas por Onusida, tendientes a erradicar la epidemia de VIH/sida. “Se vieron frenadas por la pandemia. La intención era que para 2020 se lograra 90-90-90, es decir, que 90 por ciento de la población que vive con VIH sepa su diagnóstico, que 90 por ciento acceda a terapia antirretroviral y que 90 por ciento alcance la supresión viral, es decir que con el tratamiento puedan controlar la carga viral, que se vuelva indetectable, y así las posibilidades de transmitir el virus se nulifican.
“Esas metas se afectaron por la pandemia y se pasaron para 2030, aumentando en cinco por ciento; ahora es 95-95-95”.
El coronavirus también generó problemas en el testeo y la dotación de antirretrovirales a nivel internacional. “Se han visto atropellados los esfuerzos por el testeo. Entre más pruebas rápidas hagas de VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), más control sobre la epidemia”.
Cuando las personas con VIH no tienen acceso a pruebas, retrasan el diagnóstico, y con ello el acceso a tratamiento oportuno, “así las posibilidades que caigan en fase de sida aumentan”.
Sobre el desabasto de antirretrovirales, dijo que “si bien no ha colapsado, sí es una problemática, sobre todo porque en 2019 comenzó el uso de un nuevo medicamento de última generación, que tiene menos efectos secundarios, y ya no es un coctel de fármacos. “El problema es que entramos en pandemia y algunas compras se vieron interrumpidas”.