El 13 de agosto de 1521 marca varios hitos en la historia de México. No sólo la culminación de la caída de Tenochtitlan, sino el comienzo de diversas guerras de conquista que se extenderían a varias regiones del territorio nacional, incluso hasta el siglo XIX y principios del XX. También puede recordarse como el inicio de 500 años de resistencia indígena y el principio de 300 años de dominación colonial.
Así lo resaltó el antropólogo Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la entrega del Premio 500 años: Conquista y Resistencia Indígena y la inauguración de la muestra temporal Tenochtitlan y Tlatelolco a 500 años de su caída, en el Museo del Templo Mayor.
El certamen reconoció los mejores trabajos de investigación, como tesis de licenciatura en historia, arqueología, etnología o áreas de disciplinas sociales afines que abordan temas relacionados con el proceso de Conquista, colonización y resistencia indígena ocurridos en los territorios de lo que hoy es México, entre los siglos XVI y XVIII.
Sistema avasallante
Los ganadores del Premio 500 años: Conquista y Resistencia Indígena fueron: primer lugar, Aquetzalli Nayeli Mora Jiménez; segundo, David Méndez Gómez, y tercero, Fabiola Ferman Cruz, los dos primeros de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y la última, de la Universidad Veracruzana.
Prieto destacó que si bien antes de la llegada de los invasores europeos el mundo mesoamericano no era armónico, pues había conflictos, opresiones, resistencias y rebeliones, sí era un mosaico de culturas y civilizaciones profundamente avanzadas, lo cual se contrapone a visiones que sostienen lo contrario.
“Hay que desterrar (esas ideas). Todavía hoy vi en redes sociales de España la idea de que vinieron a civilizarnos; eso es falso, vinieron a ocupar una tierra que no era de ellos, a representar un sistema que, aun si hubiera sido derrotado Hernán Cortés, se expandía de manera avasalladora, inaugurando el primer sistema-mundo”, destacó.
“Un sistema colonialista, mercantilista, capitalista, que se fundó en la dominación, en el despojo y, muchas veces, en el extermino de muchos pueblos, prácticamente, de todos los continentes. Todavía en Europa hay naciones que pelean soberanía, independencia. Es decir, no es un problema de España y México, sino de un sistema que se expandió de la mano de la discriminación, el sometimiento, la imposición y la invasión colonialista”.
Catástrofe histórica
En su opinión, hablar hasta la fecha de 500 años de resistencia tiene que ver con que México, si bien ha podido defender su Independencia, “no ha logrado los anhelos fundamentales de ese movimiento: la justicia, la igualdad, la libertad y el respeto a la diversidad de pueblos, de formas de pensar, de lenguas y de identidades étnicas que todavía, para algunos sectores de la población, son inferiores y nada dignos del respeto que merecen”.
Según el historiador Felipe Ávila, director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm), la Conquista significó una catástrofe histórica, social, cultural y demográfica para los pueblos originarios americanos.
Generó, explicó, una sociedad de castas opresiva, y se erigió en “un nuevo orden social de dominación que impuso su lengua, su cultural, su religión, su ley y sus instituciones, pero que no pudo acabar con la identidad y la organización de las comunidades originarias”.
En las salas de exposiciones temporales del Museo del Templo Mayor se podrá visitar la muestra Tenochtitlan y Tlatelolco a 500 años de su caída.