Pregunta la lectoría por qué “México SA” (12 de agosto) no incluyó a Enrique Alfaro entre los mandatarios estatales que más endeudan a sus “representados”, y no lo hizo porque la “queja” presidencial del pasado miércoles (“no manejaron adecuadamente sus fondos y no tienen para pagar las nóminas”) se centró en los 15 gobernadores que en breve concluirán sus respectivos mandatos y serán relevados por los ganadores en los comicios del 6 de junio.
Pero, a petición del respetable, va la información del susodicho: durante su estancia en palacio de gobierno (los datos van de diciembre de 2018 al primer trimestre de 2021) Enrique Alfaro ha incrementado en 9 mil 310 millones de pesos (30%) el de por sí abultado débito estatal, para un saldo de 36 mil 433 millones, todos, desde luego, cargados a las espaldas de los jaliscienses.
Con ello, el gobernador de Jalisco ocupa el segundo lugar nacional, solo después de El Bronco, en lo que a incremento de deuda estatal se refiere, aunque es preciso detallar que el regiomontano aumentó el adeudo de Nuevo León (más de 19 mil millones) en seis años, y el voraz tapatío lo ha hecho en sólo dos, de forma que si mantiene ese ritmo, al final de su sexenio el débito podría reportar un crecimiento cercano a 25 mil millones de pesos. Mientras, a cada jalisciense le han cargado 4 mil 400 pesos, en vías de empeorar.
Bien lo dice el presidente López Obrador: a los estados de la República “se les han entregado puntualmente las participaciones (federales) en todos los casos; es más, se les dieron hasta por adelantado, al grado de que ahora que hay problemas en algunas entidades donde hay cambios, los (gobernadores) que van a entrar están planteando que ‘ya no les entreguen todo (a los que se van), porque no nos va a quedar nada’, pues hay casos en los que se dio por adelantado para ayudar las participaciones y los que van a entrar van a recibir muy poco”.
“¿Qué pasó?”, pregunta López Obrador. Pues que “vienen arrastrando problemas financieros, ya que se endeudaron muchos estados. ¿Por qué no administras bien? ¿Por qué no aplicas un plan de austeridad? ¿Por qué sigue el derroche? ¿Por qué solapaste al que endeudó al estado y no dijiste nada?, porque te ayudaron en campaña, porque estableciste relación de complicidad”.
Con todo, el problema no sólo es Alfaro, porque, de acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP), además de Jalisco, de los estados que incrementaron su deuda durante el último año (del primer trimestre de 2020 al mismo periodo de 2021) destacan Yucatán, con un alza de 80.9 por ciento en términos reales (la carga creció de 4 mil 112.3 a 7 mil 714.7 millones de pesos); Guanajuato, 38.5 por ciento (de 6 mil 126.6 a 8 mil 801.8); Aguascalientes, 16 por ciento (de 2 mil 939.4 a 3 mil 536 millones), y Durango, 11.2 por ciento (de 8 mil 260.9 a 9 mil 526.9 millones).
De acuerdo con el CEFP, la deuda subnacional por habitante muestra un crecimiento sostenido en términos anuales desde 2006 hasta 2018, y la tendencia se mantiene al alza. En esos 12 años el débito per cápita aumenta de mil 477 pesos en 2006 a 4 mil 820 pesos en 2018, cambio que representa un crecimiento de 76.9 por ciento en términos reales. ¿Y el bienestar de la población? Cada día peor.
Nuevo león (El Bronco, quien dice ser “independiente”), Quintana Roo (Carlos Joaquín González, PAN-PRD) y Chihuahua (Javier Corral, PAN –en su mandato incrementó la deuda estatal en más de 5 mil 700 millones) son los tres estados con mayor adeudo por habitante: 14 mil 700, 13 mil 100 y 12 mil 600 pesos, respectivamente.
Para no ir más lejos, la deuda subnacional (estados, municipios y entes estatales) registra una tendencia de crecimiento ininterrumpido durante 14 años continuos (2006-2020), periodo en el que el saldo del débito pasó de 160 mil 93.5 millones de pesos a 637 mil 275 millones, siendo el incremento total cercano a 400 por ciento, o si se prefiere, un aumento de 477 mil 181.1 millones de pesos.
Y después los gobernadores aseguran que no les alcanza.
Las rebanadas del pastel
Va para dos años que el Congreso aprobó la reforma constitucional para la revocación de mandato y es la fecha que no hay ley reglamentaria, porque “¡no hay prisa!”, según dice la priísta Dulce María Sauri, presidenta de la Cámara de Diputados. ¡Viva la pachorra!
