Ciudad de México. El aumento de la tasa de interés del Banco de México (BdeM) no va a reducir la inflación, sino que tendrá un costo más caro para el país, señaló Arturo Huerta González, profesor de posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM.
La tasa de interés de referencia aumentó el jueves de 4.25 a 4.5 por ciento, en una decisión dividida de la junta de gobierno del banco central, tomada por ese órgano colegiado para contener presiones inflacionarias. (https://bit.ly/3sedJGl)
El catedrático comentó que el objetivo único del banco central es mantener la inflación en un margen de 3 por ciento con un intervalo de un punto porcentual hacia arriba o hacia abajo, y sólo cuenta con un instrumento para hacerlo, que es la tasa de interés, la cual quedó en 4.5 por ciento el jueves pasado. “Lo que ellos hacen es aumentar la tasa para así frenar la demanda y las presiones de demanda sobre precios”, dijo.
Expuso que con la decisión de la junta de gobierno se busca “aumentar el rendimiento del capital financiero que está en el país. Hay que tomar en cuenta que desde 2020 ha venido disminuyendo la tenencia de deuda pública de los inversionistas extranjeros”, apuntó.
“Como el capital dedicado a la deuda pública sigue saliendo, el BdeM continúa aumentando la tasa de interés para sanear la partida de capitales y promover la entrada de otros”, explicó.
El tipo de cambio, agregó, está en función del movimiento de los flujos financieros, por lo que entre más entren al país, más se abaratan el dólar y los productos importados, lo cual contribuye a bajar la inflación.
Sin embargo, “no se va a reducir el alza de precios aumentando la tasa de interés”, pues incluso “esto representa un alto costo”.
La decisión del BdeM, asentó, encarece el crédito, disminuye la inversión, reduce la producción y afecta la generación de empleos.
Aseveró que la inflación ha sido superior en los últimos meses por la reapertura de la economía, los bajos salarios y el problema de la distribución del ingreso, pues la demanda “no crece, en razón de que el gasto público sigue contraído”.
Para “atacar el alza de precios –consideró– es necesario incrementar la productividad y la producción y bajar la tasa de interés conjuntamente con una política industrial, con crédito para elevar la producción.
“Pero eso no ha pasado por la mente de estos neoclásicos que están en el BdeM y en Hacienda”, dijo.
Acotó que para contar con una política industrial son necesarias medidas de subsidios y de proteccionismo; sin embargo, “México no cuenta con ellas por los tratados de libre comercio, al ser una economía abierta”.
El modelo económico, dijo, pone a la nación en desventaja, pues las importaciones han desplazado la producción nacional. “El costo de la baja inflación a través de las políticas del BdeM se traduce en menores crecimiento económico y desarrollo industrial, pérdida de autosuficiencia alimentaria en granos básicos, mayor desempleo y menores salarios”, subrayó.
Hacienda, abundó, se ha subordinado al objetivo del banco central, por eso ha trabajado con austeridad fiscal desde los años 80; sin embargo, la política fiscal debe servir para alentar el crecimiento del país a través del gasto público, pero “eso no pasa por la mente de las personas que están en esa dependencia”.