Ciudad de México. La comunidad indígena otomí residente en la Ciudad de México anunció que a partir de este 13 de agosto tomará posesión definitiva de la sede del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), que “se convierte en la Casa de los Pueblos y las Comunidades Indígenas ‘Samir Flores Soberanes’”.
En un comunicado, con motivo de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, los ocupantes señalaron: “Frente a la indiferencia gubernamental, hemos resuelto que este inmueble lo arranquemos del patrimonio del gobierno federal y pase a ser patrimonio de los Pueblos y Comunidades Indígenas que integran el Congreso Nacional Indígena –Concejo Indígena de Gobierno”.
Como se informó en este diario, la toma del inmueble –ubicado en Avenida México-Coyoacán # 343-- inició el 12 de octubre de 2020, en el contexto de los 528 años de la llegada de Cristóbal Colón al continente americano, para denunciar que el INPI “no representa a los pueblos originarios y comunidades indígenas de México”.
De igual forma, los inconformes señalaron en aquel momento que el organismo “no reconoce” a los pueblos como sujetos de derecho y “no respeta ni reconoce su autonomía, su libre determinación, en sus formas de organización, política y jurídica; así como su desarrollo económico, social y cultural”.
A 10 meses de la toma de la sede del INPI, señalaron los otomíes en su comunicado, “sólo hemos recibido de los malos gobiernos olvido, indiferencia, desprecio, despojo y la imposición de Megaproyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico, el Proyecto Integral Morelos, el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía y la Refinería dos Bocas, por encima del derecho a la vida”.
En ese mismo tono, consideraron que “la militarización y la guerra contrainsurgente contra nuestros pueblos, es la garantía para salvaguardar los intereses de las transnacionales y el capital financiero. Por otro lado, el INPI, símbolo de la traición a los pueblos y comunidades indígenas, solo es un instrumento que valida y legitima el despojo de nuestros pueblos”.
Los ocupantes enfatizaron: “En tanto no se vean resueltas nuestras demandas tanto en el campo como en la ciudad, no devolveremos las instalaciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, y desde sus entrañas exigimos a los gobiernos local y federal, cumplimiento a su palabra empeñada en las Mesas de Diálogo”.