A partir del próximo viernes, el general de división Eufemio Alberto Ibarra Flores se convertirá en el comandante del Ejército Mexicano, y con ello iniciará el proceso de transición para que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) pueda contar con la nueva integración de un Estado Mayor Conjunto, se asemeje a otras instituciones castrenses latinoamericanas y europeas y la Guardia Nacional se integre como tercera fuerza armada.
Al respecto, especialistas en seguridad nacional y fuerzas armadas señalan que es una restructuración que ya se había tardado, de acuerdo con la modernización que se ha vivido en países como Venezuela, España y Colombia. Hasta el pasado 31 de julio, Ibarra Flores fue comandante de la novena Región Militar con sede en Guerrero.
El general Eufemio Alberto Ibarra Flores ingresó el primero de septiembre de 1975 al Heroico Colegio Militar, donde se graduó como subteniente de infantería el primero de septiembre de 1979. Su preparación profesional abarca el curso de formación como oficial de infantería en la Escuela Militar deAplicación de las Armas, y el de mando y estado mayor general en la Escuela Superior de Guerra; estudió administración de recursos humanos en la escuela dependiente del Centro de Estudios del Ejército y Fuerza Aérea.
Posee experiencia en unidades de infantería y en operaciones contra el narcotráfico, así como en actividades de estado mayor en cuarteles generales de zona militar, con trayectoria en actividades docentes.
Para el profesor e investigador de la UNAM Javier Oliva Posada, la inclusión de la GN en la Sedena no es militarización, y quienes sostienen lo contrario confunden los términos: “la militarización es cuando los militares presionan a los civiles en la toma de decisiones, aquí es el poder civil quien está yendo por ellos para que lo ayuden, eso viene sucediendo prácticamente desde que México es democracia estable”, afirma el especialista.
Añade que incluso la presencia de los militares en la vida pública nacional va en retroceso, y muestra de eso es que desde 2020 no hay ningún senador que provenga de las filas del Ejército o la Armada, y en la próxima integración de la Cámara de Diputados tampoco habrá ningún legislador con origen en las fuerzas armadas.
Para Oliva Posadas, la integración de la GN como la tercera rama de la Sedena “es una decisión que debió haberse tomado desde el principio”, y obedece al modelo que funciona desde hace años en la Gendarmería Nacional de Francia, la Policía Nacional de Colombia o la Guardia Civil española.
En contraste, Erubiel Tirado, coordinador del Diplomado de Seguridad Nacional, Democracia y Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, la nueva adscripción de la GN sí es un paso más en la militarización de la seguridad pública y terminará en hacer un uso político de esta corporación.
La decisión del gobierno, sostuvo, no es una sorpresa, pues desde la creación de la GN se vio su trasfondo militar. El proyecto de ésta, sostiene el especialista en seguridad nacional, nace desde muchos años atrás de las estructuras duras del aparato civil y militar.