Londres. El Tribunal Superior británico otorgó ayer a Estados Unidos permiso para ampliar los fundamentos de su pedido de extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, a quien acusa de espionaje, luego de que una corte inferior había bloqueado la extradición.
La jueza Vanessa Baraitser, del tribunal de distrito, argumentó en enero que Assange podría suicidarse si se le somete a las duras condiciones de encarcelamiento en Estados Unidos.
Ayer, el juez británico Timothy Holroyde concedió a Estados Unidos el derecho de apelar la decisión de Baraitser, al señalar que la magistrada le dio “demasiada importancia” al diagnóstico que hizo de Assange el reconocido neurosiquiatra Michael Kopelman, quien indicó que éste padece autismo y depresión, con un grave riesgo de caer en un estado anímico suicida.
Assange está acusado de “conspirar para revelar información confidencial del gobierno estadunidense”. En 2010, el informático australiano difundió cientos de miles de cables diplomáticos.
Clair Dobbin, la abogada que representó a Estados Unidos durante la audiencia del Tribunal Superior, sostuvo que Assange no está “tan enfermo” como para perder “la capacidad de resistir el suicidio” y que nunca ha tratado de poner fin a su vida.
Señaló que Baraister no tomó en cuenta el hecho de que el australiano, de 50 años, tuvo dos hijos durante los años que permaneció refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres, hasta marzo de 2020.
Políticos, activistas y simpatizantes se concentraron ayer afuera del Palacio de Justicia en apoyo a Assange. Stella Morris, quien era parte de su equipo legal y tuvo dos hijos con el fundador de Wikileaks, dijo que éste “es un hombre inocente acusado de ejercer el periodismo”.