Teotihuacan, Méx. Cuatro ramos de flores en muy buen estado de conservación que datan de entre el año cero y 200 después de Cristo, correspondientes a las primeras fases de Teotihuacan, fueron hallados en el interior del túnel localizado debajo de la pirámide de Quetzalcóatl, a 18 metros de profundidad.
El hallazgo, que forma parte del Proyecto Tlalocan: Camino bajo la tierra, en la pirámide de la Serpiente Emplumada, es considerado excepcional por los arqueólogos, pues es la primera vez que se encuentra un material botánico tan bien preservado en Teotihuacan, el cual permitirá reconstruir algunos rituales que se realizaron en el túnel e identificar qué tipo de flores o plantas se utilizaban.
“En total son cuatro ramos de flores en muy buen estado, aún están atados con cuerdas, probablemente de algodón. Esto es un hallazgo muy importante porque habla de los rituales que se llevaron a cabo en este lugar.
“Aunque no sabemos la fecha exacta de cuándo fueron depositados, porque los acabamos de sacar apenas esta semana, deben de ser muy antiguos y corresponder a las primeras fases de Teotihuacan, de hace entre mil 800 y 2 mil años. Hemos encontrado objetos completos que fueron colocados en este tiro; la cerámica es también de la fase Zacuali y Miccaotli, del inicio de nuestra era, entre los años cero y 200 después de Cristo”, indicó Sergio Gómez Chávez, director del Proyecto Tlalocan.
Informó que este año se realiza la última fase de la exploración del túnel de la pirámide de la Serpiente Emplumada y se culmina con la localización de estos ramos de flores.
Explicó que esta semana prosiguieron con la exploración a mayor profundidad al percatarse que el túnel no culminaba en el bor-de que se suponía era el final, sino que continuaba, por lo que descendieron 5 metros más hasta 18 de profundidad.
En ese espacio, precisó, se ubicaron los ramos, así como una gran cantidad de objetos.
“Estamos haciendo los trabajos de limpieza y conservación dentro del túnel, no hemos sacado los ramos de flores porque queremos aprovechar la humedad y las condiciones que hay en el túnel para los trabajos de conservación. Sabemos que si las extraemos ahorita y las cambiamos a un ambiente diferente al que han permanecido tantos siglos podría causarles algún daño; entonces, estamos haciendo el trabajo de limpieza y consolidación y conservación dentro del túnel.”
Apuntó que, junto con él, los trabajos de conservación los está realizando la restauradora So-nia Disciplina.
Rituales
“Es muy relevante porque nos darán indicios de la flora que era aprovechada para efectos rituales. En este mismo contexto, al estar cribando la tierra se han encontrado varios kilos de carbón producto de una ceremonia ritual en la que se incluyeron la quema de semillas y frutos. Estas fueron encontradas junto con una extraña escultura, probablemente un incensionario con talud y tablero, no la hemos restaurado porque son objetos que hemos hallado apenas estos días.
“Aunque habíamos encontrado restos de otras materias orgánicas como cabellos de animales, fragmentos posiblemente de piel humana, lo sorprendentemente en este caso es el excelente estado de conservación que tienen los ramos, porque se pueden apreciar las hojas de las pequeñas plantas.”
Más de 100 mil objetos
Sergio Gómez mencionó que una vez que se concluya toda la exploración, entrarán a la etapa de reflexión, análisis y estudio de los materiales encontrados, lo que les dará mayor información.
Contó que en el proyecto, tras 12 años de exploraciones en el túnel, han sido halladas más de 100 mil piezas y objetos arqueológicos, como objetos de cerámica, obsidiana, conchas y caracoles, restos de origen orgánico como hule, pelo y restos óseos de grandes felinos y aves.
Afirmó que al final del túnel, junto a las tres cámaras, se logró recuperar casi medio kilo de semillas de cacao, en buen estado de conservación y muchos otros fragmentos.
Refirió que encontrar cacao es destacable porque se conoce que el cacao no era propio de la región, sino que era importado junto con el hule y el ámbar del área maya.
“La importancia es entender todo este tipo de materiales en su conjunto. Al finalizar las etapas del Proyecto Tlalocan nuestra reflexión es que se corroboran varias de las hipótesis que nosotros planteamos al inicio de la exploración; todo este conjunto de materiales nos permite entender muchos aspectos de la cosmovisión, de la religión de los antiguos pueblos mesoamericanos y, en específico, de las actividades rituales que se llevaron a cabo en el interior del túnel.
“Aún falta mucho por trabajar en Teotihuacan y cada hallazgo es un granito de arena más al conocimiento de una de las sociedades más importantes y complejas que existieron en la época antigua; cada hallazgo aporta elementos para la comprensión de esta sociedad.”
El túnel fue descubierto en 2003, cuando se formó una oquedad provocada por las lluvias, justo frente a la pirámide de la Serpiente Emplumada. A 12 metros de profundidad se localizó una entrada al túnel, donde, con un escáner, se tomaron las primeras imágenes del interior y, también, por primera vez en la historia de la arqueología mexicana y segunda en el mundo, fue utilizado un pequeño carro-robot para la exploración.
A lo largo de los años de excavación se hicieron grandes hallazgos y a pesar de que no se han encontrado restos de los gobernantes teotihuacanos, como originalmente se pensaba, se cree que éstos fueron extraídos debido al acenso al poder de un nuevo gobernante.
Entre los hallazgos hay tres enormes cámaras con montañas y lagos representados por mercurio, al final del túnel de 103 metros de longitud. La bóveda del túnel fue ennegrecida con lodo e impregnada con pirita para destacar la obscuridad del cielo nocturno del inframundo, donde titilaban las estrellas con el resplandor de las teas encendidas.
Justo en las bóvedas, se localizó una ofrenda (registrada como la número 46) con cuatro esculturas antropomorfas de piedra verde completas (tres féminas de 47 centímetros y una masculina de 35) que llevaban collares, orejeras de jade y pirita. A la espalda portaban bolsas que contenían objetos de jade y espejos de pirita.
Además, se localizó la evidencia de una escultura, que debió tener una altura aproximada de 85 centímetros, que rompieron y dispersaron y que probablemente representaba en piedra a quien estaba a la cabeza del gobierno en una fase temprana de la ciudad. La ofrenda estaba acompañada de miles de objetos que incluían, entre otras cosas, una docena de pelotas de hule, conchas y decenas de grandes cuentas de pirita, una caja de madera que contenía dientes de concha y alas de escarabajo, cráneos faciales de felinos, cientos de cuentas de jade, concha y diferentes piedras verdes y cientos de semillas.
Asimismo, casi a la mitad del túnel, fueron hallados dos petates, con una conservación excepcional y tejido fino, que datan de los años 100 dC, uno de un me-tro por 40 centímetros y el otro de 30 por 40, colocados de manera contigua, asociados con al menos 50 objetos de cerámica, obsidiana y pedernal como vasijas, ollas, cuchillos, entre otros.