Nueva York. “Creo que, dadas las circunstancias, la mejor manera en que puedo ayudar ahora es si me hago a un lado”, afirmó ayer el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, en un discurso en el cual anunció su renuncia “efectiva en 14 días”, tras una serie de acusaciones de acoso sexual, un año después de ser aclamado a nivel nacional por su liderazgo en los días más oscuros de la pandemia.
Recalcó que decidió dimitir porque una lucha por su destitución “consumiría al gobierno”, costaría millones de dólares a los contribuyentes y “confundiría a la gente”.
“Mi instinto es luchar en esta controversia porque realmente creo que tiene una motivación política, pero ahora el gobierno realmente necesita funcionar y gastar energía en distracciones es lo último que debería hacer”, añadió.
La vicegobernadora Kathy Hochul, quien lo relevará en el cargo al frente de esta entidad de más de 19 millones de habitantes, como establece la Constitución de Nueva York, expresó que la renuncia de Cuomo era “lo correcto y lo más conveniente”. Será la primera mujer en ocupar el puesto.
En la Casa Blanca, Biden declaró: “respeto la decisión del gobernador, quien ha hecho un gran trabajo en cuanto a infraestructura y el derecho al voto, y por eso es tan triste”.
La dimisión constituye una estrepitosa caída para un hombre a quien se llegó a considerar aspirante a la presidencia de Estados Unidos. Su renuncia lo libró de un proceso de destitución en la asamblea legislativa estatal, pero aún puede ser sujeto a procesos penales.
Cuomo, demócrata que desde 2011 ocupaba el cargo de gobernador del cuarto estado más poblado de Estados Unidos, hizo el anuncio después de que la fiscal general de Nueva York, Letitia James, publicó el 3 de agosto los resultados de una investigación independiente de cinco meses que concluyó que incurrió en conductas que violaban las leyes estadunidenses y estatales y que creó un ambiente de trabajo “plagado de miedo e intimidación” .
La investigación, que se detalla en un informe de 165 páginas, concluyó que Cuomo de 63 años, toqueteó, besó o hizo comentarios insinuantes a 11 mujeres, incluidas trabajadoras actuales y anteriores del gobierno, y tomó represalias contra al menos una de ellas que lo acusó de conducta sexual inapropiada. Cuomo negó haber cometido delito alguno.
“El informe decía que yo había acosado sexualmente a 11 mujeres. Ese fue el titular que la gente escuchó y vio. La reacción fue de indignación. Tenía que serlo, pero también era falso”, sostuvo.
Subrayó que quería “disculparse profundamente” con cualquier mujer que pudiera haberse sentido ofendida por sus acciones.
“He sido demasiado informal con la gente. Abrazo y beso a las mujeres y a los hombres. Lo he hecho toda mi vida. En mi mente, nunca crucé la línea con nadie”, añadió.
“No me di cuenta de hasta qué punto se ha redibujado la línea. Hay cambios generacionales y culturales que no he apreciado del todo. Y debí haberlo hecho. No hay excusas. Pensé que un abrazo y rodear con el brazo a una empleada mientras se hacía una foto era amistoso, pero a ella le pareció demasiado atrevido.
“Besé a una mujer en la mejilla en una boda y pensé que estaba siendo amable, pero a ella le pareció demasiado agresivo”, relató.
Letitia James no presentó cargos penales, pero los fiscales locales son libres de hacerlo.
Los fiscales locales de Manhattan, los condados de Nassau, de Albany y de Westchester dijeron, tras la publicación del informe, que investigan el asunto y han solicitado pruebas.
El alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, comentó que Cuomo debería enfrentar cargos penales, tras celebrar la renuncia.
Después de que se publicó el informe, se desmoronó lo que le quedaba de apoyo político.El presidente Joe Biden, su amigo desde hace años, se pronunció por su dimisión. Otros demócratas destacados, entre ellos los dos senadores del estado, Chuck Schumer y Kirsten Gillibrand, así como la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, también se sumaron a las peticiones de dimisión de la otrora estrella del partido.
El escándalo que se desarrolla en la época del movimiento #MeToo, pone fin así no sólo a una carrera, sino también a una dinastía, ya quesu padre, Mario Cuomo, fue gobernador en las décadas de los 80 y 90.
Es la segunda vez en 13 años que un gobernador de Nueva York dimite por un escándalo, después de que Eliot Spitzer renunció en 2008 por contratar servicios de prostitución.
Una semblanza y relato de cómo se tambaleó su carrera política escrita por David Brooks, corresponsal de La Jornada, fue publicada en estas páginas: https://bit.ly/3yBC5fm