Sao Paulo., Los precios al consumidor en Brasil, la mayor economía latinoamericana, tuvieron en julio la mayor alza en casi dos décadas, impulsados por el aumento de los costos de la energía. Los precios al consumidor, medidos por el índice de referencia IPCA, subieron 0.96 por ciento el mes pasado, dijo este martes la agencia gubernamental de estadísticas IBGE, ligeramente por encima de las previsiones de los economistas de 0.94 por ciento.
Se trata de la inflación más alta desde julio de 2002, cuando los precios al consumo subieron 1.19 por ciento. El alza contribuyó a un aumento de 8.99 por ciento en los 12 meses transcurridos hasta julio, frente a 8.35 por ciento anual del mes anterior y lejos de la meta del banco central de 3.75 por ciento.
Éste citó la persistente presión inflacionaria de los precios de las materias primas, que rebasan “entre 50 y 80 por ciento las expectativas”, dijo el director de política monetaria del banco, Bruno Serra. Las cifras de inflación, impulsadas en gran medida por una sequía que ha mermado la generación de energía hidroeléctrica y ha disparado las facturas, podrían alimentar las expectativas de nuevas subidas agresivas de las tasas de interés por parte del banco central.
El banco central de Brasil dijo ayer que esperaba subir las tasas de interés en otro punto porcentual en septiembre para mantener las expectativas de inflación bajo control, lo que indica la preocupación por lograr el objetivo de inflación de 2022.
Por su parte, el analista del IBGE, André Almeida, apuntó que el aumento de los costos de la energía, así como de los precios de los alimentos, han ejercido presión sobre los presupuestos familiares en los últimos 12 meses. El valor de la carne subió 34 por ciento en el periodo, señaló.
Según un sondeo de Reuters, el Índice de Precios al Consumidor de Ar-gentina –tercera economía más gran-de de América Latina– habría registrado un avance promedio de 2.9 por ciento en julio, con lo que marcaría su cuarta baja consecutiva y su nivel más bajo en lo que va de 2021.