Especialistas reconocieron la aportación que la micromovilidad eléctrica haría a la salud pública al ayudar a reducir los gases de efecto invernadero; no obstante, advirtieron que la facilidad con que podrían recargarse motocicletas y bicicletas en los barrios de la Ciudad de México haría necesaria una estricta reglamentación que permita su sustentabilidad.
En el foro virtual Electromovilidad en las periferias de la zona metropolitana del valle de México, Alejandro Villegas, director de Planeación Metropolitana Sostenible para la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), señaló que “la micromovilidad eléctrica representan una ventaja significativa a corto y mediano plazos para abatir en primera instancia las emisiones de contaminantes urbanos que afectan seriamente la salud pública”.
Daniel Chacón, director de Energía de la Iniciativa Climática, organización dedicada a promover la economía de bajo carbón en México, señaló que la circulación de estas unidades “en las vías rápidas de la Ciudad de México multiplicó los accidentes, punto que debemos cuidar mucho para evolucionar hacia la micromovilidad de taxis ecológicos cuidando la seguridad de pasajeros y conductores”.
Expuso que esta actividad “está regulada pobremente tanto en los aspectos ambientales como en los de seguridad”.
La parte de la educación vial de los conductores de estos vehículos tiende a minimizarse, dijo. “En el tema específico de la bicicleta tenemos accidentes mortales diarios que, la verdad, duelen mucho”.
Problema preocupante
Es preocupante cómo “estos accidentes ocurren por imprudencia tanto de los ciclistas como de los automovilistas. Si esta misma situación vamos a tener en el desarrollo de la micromovilidad, creo que debemos preocuparnos bastante más en cómo atacamos este problema” añadió el directivo.
Tendría que fomentarse “una reglamentación efectiva con castigos ejemplares para quienes no obedezcan y focalizar la preservación de la salud y de la vida”, recalcó.
Por otra parte, el secretario de Turismo de la Ciudad de México, Carlos Mackinlay, y el alcalde de Medellín, Colombia, Daniel Quintero Calle, firmaron el denominado Plan Padrino para reforzar la colaboración turística entre ambas ciudades en beneficio de sus economías y fuentes de empleo.