La hipótesis de que el choque inflacionario no es transitorio se va consolidando dato a dato. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó este lunes que los precios al consumidor registraron un incremento mensual de 0.59 por ciento en julio, lo que implicó una tasa anual de 5.81 por ciento.
La inflación general acumuló cinco meses arriba del nivel máximo del objetivo del Banco de México (BdeM), que es de 3 por ciento +/- un punto porcentual, para mantener el poder adquisitivo de las personas.
El incremento mensual de los precios que más imprimieron presión a la inflación fueron los del gas doméstico o LP, de 5.77 por ciento en julio; tortillas de maíz, con un repunte mensual de 2.39 por ciento; loncherías, fondas, torterías y taquerías, 0.78 por ciento; carne de res, 1.32 por ciento; así como de los energéticos, entre los más relevantes, según el reporte del Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Julio Santaella, presidente del Inegi, alertó que “dada la coyuntura actual, la evolución del precio promedio nacional del gas doméstico LP por kilogramo cotizado para el Inpc se ubicó en 26.19 pesos en julio de 2021, lo que significó un incremento anual de 35 por ciento”.
El dato del aumento de los precios al consumidor en México superó las proyecciones de los analistas en la encuesta de Citibanamex, que estimaron una inflación mensual de 0.55 por ciento en julio y una tasa anual de 5.77 por ciento
Santaella afirmó que el índice de precios de la Canasta de Consumo Mínimo (Ccm) lleva más de un año con incrementos anuales superiores a los de la inflación general de los precios al consumidor, con 6.80 por ciento contra 5.81 por ciento en julio de 2021.
Subyacente vuelve a subir
El reporte del Inegi precisó que la inflación subyacente, que excluye de su medición los productos de alta volatilidad de precios como son los energéticos y los agropecuarios, persiste con su tendencia al alza, pues mostró un incremento mensual de 0.48 por ciento en julio y un aumento de 4.66 por ciento anual, lo que representó cinco meses arriba de 4 por ciento y la mayor desde diciembre 2017.
Por su parte, la inflación no subyacente, aquella que sí incluye productos de alta volatilidad como los precios agropecuarios y energéticos, aumentó 0.93 por ciento mensual y 9.39 por ciento anual, la menor desde abril 2021, pero impulsada por los precios energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno; así como frutas y verduras.
“Los choques transitorios de inflación no se han diluido a un mayor ritmo. Si se observaran datos que muestran una desaceleración se podría pensar que son temporales pero lo que hemos observado es que los incrementos sigue, por lo que se necesita atender este efecto con política monetaria”, afirmó Adrián Muñiz, analista de economía nacional de Vector Casa de Bolsa. Prevé que lo más factible es que la inflación termine este año en 6 por ciento y se espera que la inflación subyacente comience a desacelerarse.
Jorge Gordillo, director de Análisis Económico y Bursátil de CIBanco, por su parte, aseveró que el descenso de la inflación está costando trabajo y se mantendrá así por varios meses, cercana a 6 por ciento, y no será hasta la segunda mitad de 2022 cuando se vea que pueda bajar a niveles en los que el Banco de México esté cómodo.
La producción se vio afectada por la pandemia; la logística y las anomalías en la obtención de materias primas se pueden considerar un proceso de importación de inflación, describió Gordillo.
Así, los analistas esperan que Banco de México aumente 0.25 puntos porcentuales su tasa de referencia el jueves, pero hay quienes no descartan medio punto (4.5 o 4.75 por ciento).