No es la primera vez que lo menciona, pero en su reciente gira de trabajo por Chihuahua el presidente López Obrador subrayó que “es una vergüenza decir que el sa-lario mínimo en Centroamérica sea mayor al de México”, con todo y que durante su estancia en Palacio Nacional el miningreso ha subido año tras año hasta acumular un aumento de 60.4 por ciento, con una inflación de 9.7 por ciento (diciembre de 2018 a junio de 2021).
El salario mínimo mexicano, dijo, ha su-bido “como no lo hacía en tres décadas, y en la frontera fue al doble, pero cuando llegamos al gobierno alcanzaba para comprar 6 kilos de tortilla y ahora, pese al alza, sólo alcanza para comprar dos kilos más… Fíjense cuánto deterioro”.
Pues sí, seis gobiernos neoliberales masacraron el miningreso, en particular, y el de los mexicanos, en general, porque una de sus políticas fue la contención salarial (“para incrementar la competitividad del país”, decían), lo que precarizó el empleo, fomentó la informalidad y el outsourcing, amén de todo tipo de violaciones a la ley laboral. Fue tan brutal, que el poder adquisitivo real de un peso de 1980 se hundió hasta equivaler a 11 centavos de 2018, si bien va.
De Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto (seis sexenios al hilo) el salario mínimo nominal aumento 24 mil 275 por ciento, lo que parecería una maravilla, pero en igual periodo la inflación acumulada fue de 63 mil 236 por ciento (los datos son del Inegi), de tal suerte que el aumento de precios masacró el poder adquisitivo del ingreso, pues la segunda resultó 2.6 veces mayor que el primero. Eso en cuanto al aumento generalizado de precios, porque si se considera sólo el incremento en la canasta básica el resultado es aún peor.
Así, la tan cacareada “competitividad” mexicana y la “recuperación” del poder adquisitivo que tanto presumieron los seis gobiernos neoliberales, además de falso, sólo logró dos cosas: el espectacular fortalecimiento de la concentración del ingreso y la riqueza y la acelerada pauperización de millones de mexicanos.
Un año atrás, López Obrador subrayó la necesidad de “mejorar los salarios de los trabajadores. Nunca volverá a suceder lo que hicieron en 36 años: aumentaba el salario por debajo de la inflación y eso significaba pérdida de poder adquisitivo. Hace 30 años un salario mínimo alcanzaba para comprar 50 kilogramos de tortilla, y ahora alcanza para seis. Así se deterioró el salario en todo el periodo neoliberal. Y me puse a investigar de cuánto era el salario mínimo en Guatemala, Honduras y El Salvador, y me llevé la sorpresa de que en esos tres países centroamericanos es del doble que en México”.
El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM lo ha documentado perfectamente desde hace ya varios años: “para entender la dimensión del deterioro es necesario asociar varios elementos sobre los niveles de ingreso y consumo de la clase trabajadora: la correlación entre el salario mínimo nominal general y el precio de la canasta alimentaria recomendable (CAR) demuestra que durante el neoliberalismo (1982-2018), resultado de las políticas salariales del Estado mexicano, se generó como saldo un aumento del salario mínimo de 24 mil 275 por ciento, mientras el precio de la CAR subió 215 mil 75 por ciento.
“El saldo del primero de enero de 1982 al 26 de octubre de 2018 arroja una pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario de 88.71 por ciento, utilizando de referencia el precio de la CAR. Así, el tamaño del despojo es gigantesco, pues equivale a tener hoy un poder de compra en términos reales de sólo 11 centavos de un peso de 1982. ¿Quién se quedó y por qué con los 89 centavos restantes?”
El CAM documenta que con un salario mínimo en 1982 un trabajador compraba 18.6 litros de leche; para 2018 apenas adquiría cuatro litros. En el caso de la tortilla la relación pasó de 51 a seis kilogramos; el pan (el que se come), de 280 a 44 piezas; huevo, de casi nueve a tres kilos; y frijol de 12 a tres kilogramos. “En el neoliberalismo, el precio de la canasta alimentaria recomendable se incrementó casi 10 veces más que el salario mínimo general”.
Las rebanadas del pastel
Entonces, ¿vergonzoso que en Centroamérica el salario mínimo sea mayor que en México? No: es un delito de lesa progenitora lo que hicieron los gobiernos neoliberales.