El domingo pasado cumplió 80 años el maestro Jordi Savall. Se trata de una de las personalidades decisivas en la historia de la música entera. Su labor sutil es semejante a la voz de su instrumento: la viola da gamba, capaz de expresar lo inefable en un suspiro.
Sin aspavientos, sin reflectores, en la disciplina diaria de investigación, Jordi Savall ha construido catedrales sonoras cuya belleza otorga dignidad a nuestras vidas.
Es tan vasta y variada su actividad, que escapa a los avatares del mercado, tan voraz a la hora de lucrar con figuras clasificables, de esas que venden fácil. Por el contrario, si algo distingue el trabajo de Jordi Savall, es, además de su vastedad, que lo vuelve inclasificable, su infinita capacidad de dar.
Es en el efecto que su trabajo ha causado en varias generaciones de escuchas, donde se nota su valía. Testimonios íntimos de multitudes coinciden: la música de Jordi Savall les cambió la vida.
En homenaje por sus 80 años, recomendaré a continuación algunos de sus discos muy recientes y glosaré algunas de sus cualidades como músico.
En orden cronológico: recomiendo la escucha del disco más reciente: German Baroque, Hammerschmidt to Telemann, de 2020, joya discográfica que conjunta a las dos mejores orquestas especializadas en música antigua: Hesperion XX, creada y dirigida por Jordi Savall, y Concentus Musicus Wien, creada y dirigida por Nikolaus Harnoncourt (1919-2016), ambos máximas figuras reconocidas como autoridades en conocimiento de causa, producto de investigaciones a profundidad de las partituras que interpretan y también reconocidos como los grandes intérpretes y pensadores de la música.
Eso, pensador, comienzo la enumeración de los méritos de Jordi Savall:
1) Jordi Savall es humanista.
Los tiempos que vivimos se caracterizan por la orfandad: los gigantes van desapareciendo uno a uno simplemente por edad. Hace pocos años nos preciábamos de ser contemporáneos de Pablo Picasso, Simone de Beauvoir, Miles Davis, Nina Simone, Jean Paul Sartre, Marguerite Yourcenar, Pablo Casals, Toni Morrison. Hoy en día volteamos alrededor y vemos orfandad. Las grandes figuras del pensamiento filosófico, la poesía, la escritura, la música, la pintura, la creación artística, han dejado una oquedad horrenda. Hoy contamos con los dedos a los gigantes que nos quedan. Uno de ellos es Jordi Savall.
Su calidad como humanista descansa en el sentido que confiere a su trabajo: es en servicio de los demás. No le interesa el estrellato, la fama, la fortuna. Confía en lograr un mundo mejor mediante el trabajo en favor de los otros.
Por ejemplo, al recibir la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en 2016, citó a uno de sus iguales: Elias Canetti: “La historia, sin la música, sería parcelas muertas”.
Recomiendo, en orden cronológico descendente, la escucha del disco anterior más reciente: Beethoven: Révolution, Symphonies 1 a 5, uno de los mejores discos grabados en el Año Beethoven: seco, contundente, apasionado, incendiado. Un prodigio.
2) Jordi Savall es uno de los mejores instrumentistas en varias eras.
La viola da gamba es una exquisitez. Recomiendo, hermosa lectora, amable lector, busque el filme Todas las mañanas del mundo. Ahí está Jordi Savall, ahí está su esencia, ahí está el misterio que encierra ese bellísimo artefacto llamado viola da gamba.
Esa película dio fama mundial a Jordi Savall. Le entregaron el premio Oscar a la Mejor Música. Trabajó con el cineasta Alain Corneau, director del filme, y con otro de sus iguales: el escritor francés Pascal Quignard, a juicio humilde del autor del Disquero, el mejor escritor vivo y uno de los grandes de la historia.
Recomiendo también la novela Todas las mañanas del mundo, de Pascal Quignard, donde el protagonista, al igual que en la película, es Monsieur de Saint Colombe, uno de los autores favoritos también del Disquero. Ah, y ya que estamos con Pascal Quignard, recomiendo con júbilo y regocijo La lección de música, y también El odio de la música, y todos los libros de Pascal Quignard, quien, no es casualidad, también es violonchelista, como lo fue en sus inicios Jordi Savall, para cambiar luego a un instrumento más exquisito aún: la viola da gamba.
Recomiendo la escucha, en orden cronológico descendente, de Handel: The Messiah, con la Capella Reial de Catalunya, y Le Concert Des Nations, dos de las orquestas creadas por Jordi Savall, a la batuta en esta versión maravillosa de la obra mayor de Handel (with care, je).
3) Jordi Savall es uno de los mejores directores de orquesta en el planeta.
El mundo, tan acostumbrado al relumbrón, quiere que un director de orquesta sea bueno por espectacular, histriónico, efectista (Karajan, ahí te hablan), pero cuando sobre el podio está un músico serio, de fraseos cortos, sin vibrato, sin trucos, fiel al pensamiento del compositor, la gente suele hacer un mohín de desilusión, cuando en realidad tenemos la verdad expresada en sonidos: Jordi Savall es como su par, Nikolaus Harnoncourt, un gigante de la dirección de orquesta, apreciado por los oídos mejor entrenados, los corazones más abiertos: lo que importa es el resultado sonoro. Y es estremecedor. La honestidad siempre estremece.
Recomiendo la escucha, en orden cronológico descendente, de Vivaldi: Juditha Triumphans, un prodigio en la batuta de Jordi Savall al frente de una de sus tres orquestas: Le Concert Des Nations. Un Vivaldi verdadero, esencial, desde la entraña.
4) Jordi Savall es el gran descolonizador de los territorios musicales.
La cultura hippie rescató la música isabelina, la música barroca y en general lo que años después se dio en llamar música antigua. Y surgieron grandes nombres de especialistas que con el paso de los años ahí se quedaron, como en un compartimento estanco una vez pasada la euforia inicial.
Por el contrario, Jordi Savall ha hecho del término “música antigua” un presente, en el sentido léxico de tiempo actual y de regalo. Su repertorio es tan amplio que resiste las clasificaciones y algo más importante: abrió los oídos del mundo a músicas deliciosas que de otra manera seguirían en los rincones.
Como lo han hecho otros músicos, entre ellos Philip Glass y Peter Gabriel, Jordi Savall ha dado a conocer música incógnita, música que estaba dormida, música de regiones de nombres difíciles de pronunciar. Mucha de esa música era, hasta antes de Jordi Savall, música folclórica, regional, popular, de tercer mundo, de países pobres, entre otras barbaridades como se les nombraba.
La discografía de Jordi Savall es descomunal: ha grabado cerca de 250 discos ya, la mayoría de ellos en su disquera propia: Alia Vox. Muchos de esos discos son tesoros culturales apreciados por antropólogos, historiadores, filósofos, filólogos y simples escuchas. No se ha limitado Jordi Savall a hacer trabajo de Indiana Jones ni de mero arqueólogo o ratón de biblioteca: se ha sentado con su viola da gamba junto a músicos de distintos puntos del planeta para hacer música gozosa, alegre, bailable. Pura sabrosura.
Es el caso del disco El Nuevo Mundo. Folías Criollas, que grabó con el grupo de son jarocho Tembembe.
Recomiendo, siguiendo el orden cronológico de los discos más recientes de Jordi Savall, la escucha del disco Ibn Battuta, The Traveller of Islam, álbum doble con la música que topó Ibn Battuta, el mayor viajero de la historia (superior a Marco Polo), música que nos transporta en el sentido literal: nos lleva. Ese disco es otro ejemplo de las cualidades por las que Jordi Savall merece el Premio Nobel de la Paz.
Todos los discos de Jordi Savall son resultado de investigaciones a profundidad, multidisciplinarias y en equipo y, es el caso del dedicado a Ibn Battuta, un libro de 500 páginas en papel couché en cuyas solapas vienen dos discos compactos, mismo caso del libro, también hermoso, también voluminoso: Les routes de l’esclavage, y otro libro que incluye discos: Balkan-Honey and Blood...
Recomiendo uno de los discos más bellos en la historia, con la soprano Montserrat Figueras, esposa de Jordi Savall: Ninna Nanna, y la orquesta que ambos crearon: Hespèrion XXI.
Y mientras retomamos el tema, hagamos sonar dos de los discos más hermosos de Jordi Savall, con él a la viola da gamba: Marin Marais. Pieces de viole, de 2011, y Monsieur de Sainte-Colombe. Concert a deux violes egales.
Buen viaje al interior de usted, hermosa lectora, amable lector.
Feliz cumpleaños 80, maestro Jordi Savall.