La artista y activista cultural Lorena Méndez Barrios solicita al presidente Andrés Manuel López Obra-dor y a la Comisión Nacional de De-rechos Humanos, intervenir en favor de La Casita de La Lleca, cuya sede está en disputa desde 2016.
En entrevista dice que su intención es llegar a un acuerdo para “ad-quirir de manera justa” la propiedad,ya escriturada por otra persona. “La situación legal comenzó hace cinco años, cuando hipotecaron la casa debido a que el comprador original tuvo que irse de viaje y no liquidó el inmueble. Sin embargo, poco después la empresaria Irene Victoria López, quien vive en Guanajuato, adquirió los derechos de litigio en una empresa que oferta predios habitados”, explica la también cofundadora de La Lleca.
“En 2018 la contacté para decirle que varias personas, entre ellas mi madre y mi hijo, vivimos en el lugar que adquirió, y que ahí desarrollamos desde hace 21 años propuestas artísticas de intervención social.
“Irene López fue indiferente a mis razones, escrituró y ahí comenzó el periplo legal. Es una situación de resistencia (…) el lugar representa un proyecto de vida no sólo para mí, sino para cientos de personas que se refugian aquí.
“Pese a que metimos solicitudes de amparo, en julio pasado presuntos representantes del juzgado civil 25 nos amedrentaron. También amenazaron a las vecinas e insistieron en que romperían la reja de la entrada de la privada donde se encuentra el taller cultural.”
Lorena Méndez y Luis Cari Fuentes consolidaron en 2004 La Casita de la Lleca en la colonia Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc, una iniciativa independiente de intervención artística que reúne a grupos de mujeres, jóvenes, estudiantes, inmigrantes, reos, así como personas de la diversidad sexual.
“En los primeros años, la casita se habilitaba para hacer sesiones de acompañamiento en las que participaban familiares de adictos en reha-bilitación. Se realizaban seminarios, talleres, performances y juegos que llegamos a presentar en varios centros penitenciarios nacionales y extranjeros”, acota Méndez Barrios, cuya labor continúa en plena pandemia de Covid-19.
“Cuando visitamos los Centros de Readaptación Social conjuntamos tres ejes: el trabajo artístico, la afectividad-acompañamiento, y la educación radical. El modelo aplicado a los convictos es complejo. Requiere de fuerza energética, estabilidad emocional y apoyo psicológico.
“No somos una fundación ni formamos parte de un programa social lucrativo porque no necesitamos la tutela de alguna institución. Si alguien decide profundizar en nuestra labor puede consultar el libro La Lleca. Cómo hacemos lo que hacemos (Fundación Jumex, 2008).”
Ante el riesgo latente de que La Lleca cierre sus puertas, Lorena Méndez Barrios recurre a las autoridades para conservar el espacio.
“No necesitamos donaciones. Requerimos que el presidente y la CNDH intervengan en el caso de manera urgente. En 2018 parte de nuestro archivo artístico fue donado al Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, ante un posible desalojo, se podrían extraviar 15 cajas que integran nuestros bienes materiales.
“En América Latina se ubican proyectos importantes de intervención, pero de corta duración. La Lleca es única por su continuidad y vigencia, sería una lástima que perdiera su lugar de trabajo y llegara a su fin.”