Para la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Ciudad de México el desabasto de gas como forma de presión al gobierno por parte de los distribuidores del producto tras imponer de forma apresurada topes al precio, podría generar un mercado negro del combustible, el cual sería fatal para varios sectores de la economía si hubiera ocurrido por más tiempo, “como son los servicios de restaurantes, transporte, hoteles, tintorerías y, sobre todo, los hogares mexicanos”.
La tarde de ayer, antes del anuncio de la finalización del paro de comisionistas, el organismo empresarial hizo un llamado a que se resolviera el conflicto de manera inmediata “antes de que se agraven los problemas de desabasto en el transporte (casi 40 por ciento de vehículos concesionados en la ciudad es movido por gas LP), los restaurantes y otras industrias de la Ciudad de México”.
Armando Zúñiga, presidente del organismo empresarial, afirmó que “los comisionistas (cilindreros, como se los conoce comúnmente) son quienes llevan el producto directamente a los hogares y a los pequeños negocios; ellos han trabajado así por muchos años, por lo que ha faltado control, regulación y regularización de su actividad por parte de la autoridad. Éstas son las consecuencias”.
Indicó que en la confederación local que representa “estamos en contra de la informalidad y de los abusos, pero también de que se tomen medidas apresuradas sin que se tengan alternativas consolidadas y se desconozcan los estudios de los órganos técnicos del Estado, como la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), que estaba por concluir el correspondiente al precio del gas LP”.
El precio del combustible es determinado por los costos internacional “y en México también lo debe establecer el mercado, de acuerdo con la región en la que nos encontremos, como actualmente ocurre con el de la gasolina”.
La Coparmex local “ha sido, es y seguirá siendo convencida del libre mercado donde los oferentes y compradores determinen los precios, porque la experiencia en los años 70 de planificación central es que se genera desabasto y se encarecen los precios de aquellos bienes que la autoridad gubernamental teóricamente busca reducir”.
Consideró que a la larga “muy probablemente esta acción implicará transferencias de subsidios a la empresa de Pemex que se ocupará de la distribución al menudeo del producto y generará un hoyo más grande a las de por sí delicadas finanzas de la paraestatal”.