De nuevo, los paisanos rompieron récord en el monto de remesas: 23 mil 618 millones de dólares en el primer semestre del presente año, el más alto desde 1993 (cuando se inicia el registro de este flujo de divisas) para un periodo similar, y 22 por ciento superior al reportado entre enero y junio de 2020, según información del Banco de México. Así, en lo que va de la actual administración por el citado concepto han ingresado al país más de 100 mil millones de billetes verdes, lo que contribuye no sólo al bienestar de las familias receptoras sino a la economía en su conjunto.
Contra viento y marea, sin dejar a un lado el racismo y xenofobia de que son víctimas, los paisanos envían dinero a sus familias y de paso fortalecen las actividad económica. La Jornada (Braulio Carbajal y Julio Gutiérrez) lo reseñó así: “únicamente en junio de 2021 los envíos sumaron 4 mil 439 millones de dólares, 25 por ciento más en comparación con igual mes del año pasado. Se estima que un millón 700 mil familias reciben este tipo de ingresos”.
El constante crecimiento en el monto de envíos de los paisanos se registra pese a las penurias económicas y laborales provocadas por la pandemia. Como documenta el Pew Research Center (de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes) en Estados Unidos “el mercado laboral no está completamente curado”, y en este contexto “los inmigrantes se vieron más afectados que los trabajadores nacidos en Estados Unidos al comienzo de la pandemia”.
En 2020 había 27.3 millones de trabajadores nacidos en el extranjero laborando en Estados Unidos, lo que representó 17 por ciento de la fuerza laboral total. Entraron en la pandemia en pie de igualdad con los trabajadores nacidos en Estados Unidos, pero vieron cómo su tasa de desempleo aumentaba de manera más pronunciada con el inicio de la recesión por el Covid-19. Un año después, el desempleo entre los inmigrantes es casi igual al de los trabajadores nacidos en Estados Unidos, aunque en ambos casos la tasa sigue arriba de la prepandemia.
En el primer trimestre de 2019 los trabajadores inmigrantes y estadunidenses tenían una tasa de desempleo cercana a 4 por ciento. Cayó por debajo de esa cota durante gran parte de 2019, pero más para los inmigrantes. Para el primer trimestre de 2020, la tasa de desempleo de los trabajadores nacidos en el extranjero (4.1 por ciento) volvió a estar a la par de los nacidos en Estados Unidos.
El inicio de la pandemia provocó que la tasa de desempleo de los inmigrantes se disparara por encima de la correspondiente a los trabajadores nacidos en Estados Unidos. Para el segundo trimestre de 2020 la primera se incrementó a 15.3 por ciento y la segunda a 12.4. El desempleo entre ambos grupos disminuyó a medida que la economía comenzó a recuperarse, pero más entre los inmigrantes. Para el segundo trimestre de 2021, la tasa de desempleo de los inmigrantes (5.9) volvió a estar a la par de los trabajadores nacidos en Estados Unidos (5.8).
La volatilidad del desempleo por la pandemia fue más notable entre las mujeres inmigrantes. Antes de ella la tasa de desempleo de las nacidas en el extranjero (4.8) era levemente más alta que la correspondiente a las nacidas en Estados Unidos. A medida que golpeó la recesión, la tasa de desempleo de las mujeres nacidas en el extranjero saltó a 17.3 por ciento en el segundo trimestre de 2020, frente a 13.4 por ciento de las nacidas en Estados Unidos.
A partir del segundo trimestre de 2021, la tasa de desempleo de las mujeres inmigrantes (6.5) era mayor que la tasa de las nacidas en Estados Unidos (5.4), pero la brecha no era mayor que en el periodo anterior a la pandemia.
En el caso de los hombres nacidos en el extranjero se registró un aumento más pronunciado del desempleo que entre los nacidos en Estados Unidos al comienzo de la pandemia. Sin embargo, para el segundo trimestre de 2021 la tasa de desempleo de los inmigrantes (5.5) había caído por debajo de la tasa de los hombres nacidos en Estados Unidos (6.1).
Las rebanadas del pastel
Carlos Slim “se hará cargo de la reparación la línea 12 del Metro”, informó el presidente López Obrador, y considera que el ingeniero “se portó a la altura de las circunstancias”. Bien, pero ¿no fue su constructora la que hizo mal el trabajo”? Entonces, ¿hay que darle trato de “héroe”?