Después de la afectación al principio de la pandemia por Covid-19, el marcado maderero se está recuperando y se estima que a fin de año se habrá normalizado, anticipó Juan Manuel Barrera, director ejecutivo de Resiliencia y Desarrollo Comunitario.
El también integrante del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, detalló a La Jornada que los rubros más perjudicados fueron los de madera de construcción y para muebles, pero el de las tarimas ya se recuperó.
Especificó que el consumo de este material natural es “muy alto” en México: la demanda es de “34 millones de metros cúbicos, pero el país sólo produce la tercera parte de esa cantidad”.
Antes de la pandemia ya se observaba una contracción de las ventas para el ramo de la construcción: polines, vigas y tablones, y esa caída de la demanda se agudizó con la pandemia, pero se va recuperando. “Antes que de que termine el año se normalizará”, estimó. La emergencia sanitaria ocasionó el desplome de las ventas de muebles nuevos de madera así como para la construcción, pero “se mantuvo la demanda de tarimas para montacargas”.
Como el negocio cervecero se recuperó rápidamente, reanudaron la demanda de tarimas para exportar a Estados Unidos, y según las normas fitosanitarias de ese país, una vez que ingresa esa madera (tarimas), ya no regresa, así que hay que hacer nuevas.
El experto detalló que ese mercado representa 10 por ciento del volumen nacional.
Nicho para aprovechar
Añadió que existen “oportunidades por aprovechar en la madera moldurada de exportación. Este es un proceso de valor agregado. En la República sólo hay dos o tres empresas comunitarias con molduradoras. Las ranuras y machimbres –molduras– son para que las piezas se ensamblen”, explicó. Y esos productos son altamente solicitados en Estados Unidos para construir casas o estructuras para exposiciones, por ejemplo.