Ciudad de México. La escritora Sandra Frid, autora de la novela La danza de mi muerte, fue acusada de plagio por los historiadores Jesús Vargas Valdez y Flor García Rufino, quienes señalan que se usaron datos de una investigación que les tomó décadas de trabajo para sacar a la luz etapas de la vida de la poeta y bailarina Nellie Campobello.
En entrevista, los investigadores afirmaron que no hay interés personal o material al emitir los señalamientos sobre el libro publicado por editorial Planeta en 2016, “solamente queremos que no se utilice nuestro trabajo para hacer promoción personal de alguien que actuó con poca ética y que se aprovechó plenamente de nuestro libro”.
En 2013, los dos investigadores dieron a conocer la investigación Nellie Campobello: mujer de manos rojas, que implicó años de meticulosa revisión en archivos y entrevistas en México y fuera del país. Al respecto, sobre esta publicación editada por el gobierno de Chihuahua, García Rufino explicó que “la biografía que hicimos fue muy reveladora, porque propició que se conocieran diversas etapas de la vida de Nellie. Sandra Frid omitió que tomó la información de su novela de nuestro trabajo”.
La misteriosa desaparición de Campobello ya siendo una octogenaria da inicio al relato de Sandra Frid, para dar paso a una Nellie, aturdida y melancólica, que confía sus recuerdos más preciados. La artista falleció en 1986, mientras estaba en cautiverio por una ex alumna y su marido, quienes fueron juzgados por el delito, “uno de los casos policiacos más emblemáticos del México de los años 80”, califica Planeta.
Los denunciantes comentaron: “nosotros no incluimos en nuestro libro la parte trágica del secuestro con la morbosidad, espectacularidad y banalidad que se dio en los medios. Lo que más nos interesaba era dimensionar su obra dancística y literaria”.
La escritora y bailarina de ballet, quien nació en Durango en 1900 con el nombre de María Francisca Moya Luna, fue testigo de la Revolución Mexicana, admiradora de Francisco Villa, cercana a intelectuales y, en 1931, fundadora de la Escuela Nacional de Danza, que dirigió por décadas.
Antes de Mujer de manos rojas, Jesús Vargas y Flor García publicaron una investigación en 2004, Francisca Yo!: el libro desconocido de Nellie Campobello. El interés, relataron en la conversación con La Jornada, fue difundir la obra de la artista del siglo XX. “No nos interesó incursionar en la etapa crítica que fue el final de su vida, la etapa del secuestro, porque a nosotros nos emocionó valorar la obra de Nellie, tanto en la danza como en la literatura, pues fue víctima de una omisión del medio cultural”.
Sin respuesta
Vargas compró el libro de Sandra Frid durante una visita a editorial Planeta, sello con el que publicó Villa bandolero. Aunque tenía referencias, no lo había leído. Entonces descubrió el plagio a la obra que realizó junto con Flor García, por lo que entregó una carta a la editorial, así como un ejemplar de La danza de mi muerte, señalando los párrafos en los que identificaron el uso de su investigación.
“De regreso a Chihuahua, cuando empezamos a leer el libro, nos dimos cuenta de que la autora manejaba información de nuestro libro desde las primeras páginas. Decidimos hacer una revisión técnica, página por página. Descubrimos que de las 153 páginas de la novela, en 73 la autora usaba nuestro libro”, relató el investigador académico, molesto por el acto de Frid y por la falta de atención de la editorial.
“Dimos por hecho que Planeta no iba a hacer nada, pues ya han pasado tres años. No hemos recibido ninguna notificación, ningún comentario”.
Este diario buscó a la editorial para que ofreciera su versión de los hechos; sin embargo, quien recibió la petición declinó hacer declaraciones al respecto, al igual que Sandra Frid, que no respondió a los requerimientos para conocer su versión sobre las acusaciones en su contra.
La investigación Nellie Campobello: mujer de manos rojas ha sido editada nuevamente por el gobierno de Chihuahua, lo que posibilita atestiguar de primera mano el origen de los datos sobre la biografía que salieron a la luz gracias a décadas de trabajo de los historiadores Jesús Vargas y Flor García.
“Vamos a seguir compartiendo públicamente información precisa. Pensamos hacer algunos escritos comparando por párrafos lo que nosotros escribimos y la novela, para que, si no pueden leer los dos libros, sí sea posible ver algunos ejemplos de cómo se utilizó nuestra información. No estamos suponiendo, ni sugiriendo, estamos denunciando plenamente, y esperaríamos que la editorial Planeta responda.”
Los investigadores agregaron que su deseo es que se haga público el acto de plagio, porque es una práctica muy común en México y en muchos casos no se sabe.