Adolescentes que enfrentaron algún conflicto con la ley, los que buscan dejar las drogas o quienes sólo quieren ocupar su tiempo libre se han integrado al programa Jóvenes unen al barrio, por medio del cual el Gobierno de la Ciudad de México busca rescatar espacios públicos, reconstruir el tejido social, combatir la violencia y la desigualdad en comunidades marginadas y con alto indice de inseguridad.
Son 3 mil jóvenes al año los que obtienen un apoyo económico de 3 mil pesos mensuales del Instituto de la Juventud (Injuve) por realizar actividades culturales, artísticas y deportivas, con las que se fortalecen y reconstruyen sus colonias y pueblos.
Entre ellos está Danery, quien hasta hace tres meses se encontraba detrás de las rejas en el penal de Santa Martha por robo agravado de auto. Hoy es instructor de box de un grupo de jóvenes, estudia tres idiomas y aspira a iniciar una carrera.
Junto a él está Mario, tres veces campeón de box en las competencias interreclusorios. Robo a transporte fue el delito que lo mantuvo nueve años y siete meses recluido. Su meta es triunfar en el cuadrilátero y estar entre los mejores.
Ambos están en la brigada de box, pero igual convergen con el resto de sus compañeros en las acciones de apoyo en las sedes de vacunación, en la pinta de murales o en actividades artísticas y culturales.
Jorge Alberto es del grupo de skate. Su amiga Lola lo invitó a participar, justo cuando hizo el compromiso, tras la muerte de su padre, de no consumir más mariguana. “Distraerme aquí me ayuda, creo que la clave para no caer en vicios es mantenerte ocupado”, expresa este joven que divide su tiempo en ir a la escuela, trabajar como repartidor de alimentos y desgastar la patineta.
En la esquina de Doctor Barragán y Doctor Martínez, Natasha también platica su experiencia mientras ayuda a dar forma a un espigado búho en uno de los muros de la colonia Doctores. Estudiante de tercer trimestre de bachillerato, cuenta que ingresó al programa para hacer algo productivo con su tiempo libre. “Sólo dedicarte a la escuela es estresante, aquí me distraigo y ayudó a mi comunidad”, comenta.
Beatriz Olivares, directora del Instituto de la Juventud, señala que es un programa incluyente que le da derechos a todos, en el que no se discrimina ni se estigmatiza a nadie, y lo mismo se incursiona en las cárceles que en los barrios, para sumarlos.
Acota que no se busca dar segundas oportunidades, pues lo que se ha aprendido de los mismos jóvenes es que muchos de ellos nunca han tenido una. “De lo que se trata es de construir una primera oportunidad para todos”.