Pese a los lineamientos de la Iglesia católica para combatir la pederastia clerical, Leonardo N, quien asegura ser víctima desde principios de este milenio por parte del sacerdote Juan N, se ha enfrentado a obstáculos que mantienen su caso sin recibir justicia, aunque reconoció que la Arquidiócesis Primada de México, encargada por el Vaticano de llevar el caso, sí lo ha convocado y “ha escuchado todas las pruebas”.
En entrevista con La Jornada, en el contexto de su estancia en el país para abordar asuntos de su denuncia en contra del sacerdote mexicano perteneciente a la congregación Sociedad de San Pablo, el joven venezolano sostuvo que, tras la denuncia, los abogados de la congregación lo tacharon de “extorsionador”, y pusieron en duda sus señalamientos.
“Tengo 33 años, y los abusos ocurrieron cuando tenía 13, fue en Mérida, Venezuela, y ya han pasado más de tres años desde que denuncié (marzo de 2019), y no ha habido solución, pero sí hubo negligencia por parte de las autoridades de la Sociedad de San Pablo, pues con un poco de voluntad pudo haberse llevado mucho más rápido el proceso, pese a la pandemia. La arquidiócesis me ha convocado, pero hasta el momento no hay decisión y, además, la conclusión del caso debe ser consultada con el Vaticano, así que puede tardar más”.
Esta semana, la arquidiócesis informó que está próxima a concluir el proceso penal administrativo canónico contra del sacerdote paulino. El Tribunal Eclesiástico Metropolitano abrió en marzo de este año la carpeta procesal del asunto.
Leonardo N criticó que “en ese lapso, la Sociedad de San Pablo no ha tenido contacto conmigo, sólo la arquidiócesis. Estoy en tratamiento siquiátrico, y ellos (la Sociedad de San Pablo) me entregan medicina, pero no según mis necesidades; jamás he recibido una llamada de la sociedad ni del superior general de la congregación (Valdir José de Castro)”.
Leonardo N indicó que interpuso también una denuncia penal en Venezuela, por abuso sexual, pero aún no hay orden de captura. “Ellos (la orden) saben que existe la querella y deberían ordenarle que se presente en Venezuela, pero él está en la casa provincial de los paulinos, en la alcaldía Iztapalapa. Se le ha visto celebrando misa. Así que lo están protegiendo. El superior debió ordenarle ‘ve a Venezuela’. Si él dice que es inocente, ¿cuál es el temor que tiene?, que vaya y colabore con las autoridades civiles”.
Insistió en que existe “encubrimiento, pues cuando hizo pública la denuncia, Juan N estaba en Estados Unidos y, en vez de enviarlo a Venezuela, lo trajeron a México”.
Espera de la Sociedad de San Pablo “un reconocimiento público del daño, garantías de no repetición, un perdón público y una compensación simbólica por ser víctima de pederastia”.