Ciudad de México. El vocablo desaparecida, en México, suele asociarse con los crímenes más funestos, con el feminicidio, el secuestro o la incertidumbre del paradero de un sinnúmero, lamentablemente creciente, de mujeres. Y claro, esa desazón se trasmina al más liviano extravío, así sea el de una joven fiestera de clase alta como Mónica (Ximena Romo), a quien su aparente novio Fede (Mario Moreno del Moral) perdió de vista en una after-party clandestina, luego que ella charlara con un dealer.
Angustiado y descompuesto, con la angustia sumada a la resaca y a la trasnochada, sin dejar de llevarse un encendedor a la boca ni de temblar compulsivamente, Fede acudirá al departamento de la pareja con la que iniciaron la parranda, Marco (Juan Carlos Huguenin) y Tamara (Ruth Ramos), un trío que iniciará un periplo zozobrante y pletórico de incertidumbres y peligros, para localizar a la muchacha perdida antes que los hechos los rebasen.
Producción independiente
Aunque de clase privilegiada y de vida regalada, sin mayores exigencias económicas, los jóvenes preferirán sobornar cadeneros, irrumpir en viviendas de barrios peligrosos, ser encañonados o amenazados con golpizas, antes que acudir a la policía o avisar a los padres de Mónica, en Fractal (México, 2020), debut en largometraje de la salmantina Mariana González, es una producción independiente de la productora Flat D que se estrenó en la cartelera nacional el pasado viernes, gracias a un estímulo de Eficine Distribución.
“En cierto sentido es un drama existencialista de juventud porque estos jóvenes tienen su vida resuelta. Hablemos de la Pirámide de Maslow, una vez que tienes resuelto el sustento básico te ocupas más de tu vida, de tu esencia, de lo que sigue. Y tiene dos aristas: es generacional porque vivimos en la abundancia, en general, del siglo XXI, a eso súmale que esta clase privilegiada en México tiene el tiempo para no hacer nada y estar en un estado de anestesia, al carecer de un ímpetu de supervivencia. Pienso que la película es representativa de esta generación y de esta clase social”, explicó la directora, productora y guionista.
Mezcla de realidad con ficción
Si bien no es una anécdota autobiográfica, Mariana fue armando la historia mediante personas de su entorno social, de vivencias, de gente que conoció, en una mezcla de realidad con ficción que, al mismo tiempo, refleja la fragilidad de la sociedad entera en el México contemporáneo y no sólo de las clases más desprotegidas y frágiles, en una historia que no podría contarse en países que carecen de la incertidumbre, la desconfianza y de las cifras negras de víctimas como la nacional.
“Definitivamente yo quería explorar esta parte de la juventud en la que no sabes cuál es tu rumbo, pues estás dando los primeros pasos hacia la adultez luego de que te gradúas. Eso, junto con el submundo de la música electrónica. Creo que puede ser un tema bastante universal, pues la pubertad no conoce límites, no dimensiona peligros, tiene curiosidad y hambre. Que estos tres amigos busquen a Mónica, le añade una dimensión política y social importante, porque no existiría si no ocurriera en México, no habría esta paranoia que tiene Fede”, añadió la cineasta, graduada de la School of Visual Arts en Nueva York y con maestría en guion en The London Film School.
Este filme, con apariciones de Pascasio López, Antonio Monroi, Tato Alexander y Emilio Cuaik, ofrece un retrato de las calles de la Ciudad de México por diferentes zonas y colonias, tanto de clase alta como baja, y nos muestra el amplio mundo de la música electrónica con piezas de artistas conocidos como Rodríguez Jr., Adana Twins y Monolink, además de composiciones originales de Funka y de Luis Sarrelangue, en un viaje de búsqueda exterior que deviene en una travesía por el interior descompuesto y vacuo de los cuatro amigos.
“Esa mañana de domingo algo se quiebra en ellos, especialmente en el personaje de Marco, porque le cae una especie de balde de agua fría, tanto por la búsqueda como por enterarse de las cosas que suceden con su novia, Tamara, al descubrir que no la conoce y que tiene una vida interna que no le comparte, con planes y decisiones muy personales y fuertes, en las que no lo tomó en cuenta. Y cómo va a hacerlo si, como dice Fede: ‘es un tibio que no toma rumbo’”.
Además de Málaga, Fractal fue seleccionado en festivales como los de Ibiza, Calgary, Mérida-Yucatán, Guanajuato, entre otros, casi siempre en línea. Aunque es una pieza autoral y muy personal, busca también llegar a un público amplio, sobre todo juvenil, al conjuntar el tema de la búsqueda de un sitio en el mundo con la dimensión política y social que el país atraviesa, pues la indagación del paradero de Mónica fue, para ella: “el espejo perfecto de lo que sucede dentro de ellos”.
“Para mí siempre fue importante no irme a los extremos y estar en esta muy controvertida área gris. Es más fácil entrar a los festivales si eres un producto de arte pero no es fácil hacerlo si estás enmedio. Y lo mismo para entrar en cartelera si no eres una película comercial. Tiene sus bemoles y sus dificultades, pero siento que el cine mexicano tiene mucho por explorar en esta área gris porque nos hemos mantenido bastante en los extremos”, remató la realizadora.