El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó en Culiacán, Sinaloa, que tiene la conciencia tranquila por haber ordenado la liberación, en octubre de 2019, de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, y defendió que su política de “abrazos, no balazos” funciona y “vamos a demostrar que es eficaz, aunque se burlen”.
Más tarde, en Tamazula, Durango, planteó que se requiere aprobar una reforma a la Constitución con objeto de que la Guardia Nacional quede integrada a la Secretaría de la Defensa Nacional “para que no sea flor de un día ni una policía de segunda”.
En la inauguración de un cuartel de esa corporación en Tamazula –hasta donde viajó desde Badiraguato en un helicóptero militar–, confió que su iniciativa obtendrá el voto de las dos terceras partes de los diputados y senadores presentes en la sesión donde se discuta, y “así en su momento se le dé permanencia, estabilidad, para que, pase lo que pase, cambie el gobierno, quede establecida como se creó la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina”.
Por la mañana, en su conferencia en el cuartel de la Tercera Brigada de Policía Militar de la capital sinaloense, López Obrador rechazó que la Guardia Nacional, que terminará el sexenio con 145 mil elementos, implique la militarización del país.
–¿No sería un riesgo para los siguientes gobiernos dejar todo el tema de la seguridad en manos de los militares? –se le preguntó.
–No.
–No sabemos quiénes vayan a gobernar los siguientes sexenios…
–Pero el Ejército y la Marina son instituciones muy consolidadas y muy respaldadas por los ciudadanos, de acuerdo con el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), no es una encuesta “cuchareada”, la Marina tiene 88.3 por ciento de aceptación y el Ejército, 85.1 por ciento.
“Cómo no apoyarnos en las fuerzas armadas para enfrentar el problema de la inseguridad y de la violencia. Si el gobierno que represento estuviese pensando en la represión, la tortura, en la guerra, en el ‘mátalos en caliente’, en las masacres, entonces sí habría preocupación; pero no: siempre vamos a respetar la vida de todos. Y esa mística está en las fuerzas armadas”, indicó.
“Por eso nos criticaron también mucho cuando se dio la orden de dejar en libertad al hijo de Guzmán Loera aquí en Culiacán. Tengo mi conciencia tranquila porque, cuando pedí el informe de lo que podía haber sucedido, iban a perder la vida más de 200 inocentes, según la estimación en ese momento, y dije: ‘no’”, recordó.
El mandatario dedicó la mayor parte de la conferencia al tema de seguridad. Afirmó que se ha logrado “una disminución, pequeña, pero disminución” en el número de homicidios dolosos y citó que, en contraste con 2018, cuando se cometieron 36 mil 685, según cifras del Inegi, en 2019 ocurrieron 36 mil 661 y en 2020, 36 mil 579.
“Y en lo que va del año consideramos que vamos a bajar todavía más. Ya se detuvo el incremento y ahora vamos hacia abajo.”
López Obrador afirmó que reducir los homicidios en México ha costado más trabajo porque el problema de inseguridad estaba muy arraigado y se dejó crecer por dos causas de fondo: corrupción y complicidad, y el abandono de la gente. “Entonces, por eso cuesta, pero ahí vamos y lograremos –es todo un desafío– reducir el número de homicidios en el país”.
Explicó que su gobierno optó por una estrategia social, más que de guerra como en el pasado, para resolver el problema de la inseguridad y la violencia. Pero esto “a los conservadores de mentalidad autoritaria no les cuadra, no les gusta, apuestan mucho al ojo por ojo, al diente por diente, a que nos quedemos tuertos todos y chimuelos.
“Cuando dije ‘abrazos, no balazos’, hasta se burlaron. Todavía”.
El Presidente refirió que ante la indignación por el asesinato de Román Rubio y Esteban López, militantes de Morena, hizo el compromiso de que se apoyará en la investigación para que se haga justicia.