Nueva York. El presidente Joe Biden se reunió con líderes cubano-estadunidenses para consultar cómo promover el apoyo al pueblo caribeño que vive bajo un “régimen comunista fallido”, y expresó: “Quiero que los cubano-estadunidenses sepan que (…) vemos su dolor, escuchamos sus voces y escuchamos los gritos de libertad que llegan desde la isla”, dejando en claro con ello una vez más que su política exterior tiene poco que ver con Cuba y casi todo con Florida.
En su presentación ante los cubano-estadunidenses en la Casa Blanca, Biden repitió su condena a la “represión” del gobierno cubano contra las manifestaciones del 11 de julio en la isla, acusando que se realizaron detenciones masivas, juicios engañosos y desapariciones, y que el dolor de los cubano-estadunidenses al ver a sus seres queridos sufrir es “intolerable”.
Reiteró que su gobierno ha tomado medidas para “apoyar la causa del pueblo cubano”, enumerando los esfuerzos diplomáticos para ejercer presión sobre “el régimen”, así como sanciones contra el jefe de las fuerzas armadas y una unidad de fuerzas especiales. Anunció que este viernes se están agregando castigos contra la Policía Nacional Revolucionaria como contra su director y subdirector, y advirtió que se continuarán imponiendo más penas contra individuos que cometen “abusos”.
De hecho, el Departamento del Tesoro anunció formalmente las sanciones mencionadas por el presidente este viernes, e informó que su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) sancionará a Óscar Callejas Valcarce y Eddy Sierra Arías, del Ministerio del Interior, así como a la Policía Nacional Revolucionaria.
Andrea Gacki, directora de OFAC, declaró que “el Departamento del Tesoro seguirá designando e identificando por su nombre a quienes facilitan que el régimen cubano cometa graves violaciones a los derechos humanos”.
En la Casa Blanca, Biden repitió ante sus invitados, pero sin ofrecer nuevos detalles ni medidas concretas, lo previamente anunciado por su gobierno de buscar cómo ampliar el acceso a Internet al pueblo cubano para poder evadir “la censura”, buscar mecanismos para maximizar el flujo de remesas a la población en la isla sin que las fuerzas armadas “tomen su parte” –algo que no sucede, según expertos– y trabajar en ampliar el personal en la embajada estadunidense en La Habana.
“Estamos ampliando nuestra asistencia a prisioneros políticos y disidentes”, añadió, pero sin detallar en qué consiste ese apoyo.
Indicó al grupo reunido que estaba ahí para escucharlos, ya que son “los mejores expertos sobre el tema”, y reafirmó que “nosotros pensamos (…) que las personas cubano-estadunidenses actualmente son los mejores embajadores para el pueblo cubano”. Por lo tanto, reafirmó que su gobierno “asegurará que sus voces sean incluidas (…) a cada paso del camino”.
Contó que “la primera persona en llamar mi atención a esto” fue el senador demócrata Robert Menéndez –el cubano-estadunidense que encabeza el Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta–, presente en el encuentro junto con su contraparte de la cámara baja, el diputado Gregory Meeks.
En la sesión en la Casa Blanca, entre los nueve invitados, además de los dos legisladores, estaban “expertos” como Emilio Estefan, productor musical en Miami; el hiphopero Yotuel Romero, autor de la canción Patria y vida, que supuestamente se ha vuelto el “himno” de los manifestantes; el ex alcalde de Miami y jefe del Partido Demócrata de Florida, Manny Diaz, además de líderes de varias ONG y grupos académicos en Miami.
Vale repetir, como ha reportado La Jornada anteriormente, que expertos en relaciones exteriores en general y en la bilateral con Cuba en particular, han confirmado que es único el caso de Cuba, en el que Washington, bajo ambos partidos, consulta con la diáspora de un país dentro de Estados Unidos para elaborar la política hacia esa nación.
Aún más notable, por no tener paralelo, es que esa diáspora sea designada como la interlocutora directa en la relación por el presidente y con Karine Jean-Pierre, vocera asistente de la Casa Blanca, reafirmando la línea oficial de que “los cubano-estadunidenses son los mejores embajadores para la libertad y prosperidad en Cuba”.
De hecho, ayer anunció su intención de hacer embajador para el hemisferio a uno de ellos. Biden nominó al académico demócrata cubano-estadunidense Frank Mora, de la Universidad Internacional de Florida, como su próximo embajador ante la Organización de Estados Americanos.
Mora (quien fue subsecretario asistente de Defensa para el hemisferio occidental en el gobierno de Barack Obama) participó en la campaña electoral presidencial de Biden en Florida el año pasado.
Casi todas estas declaraciones, nuevas medidas, nominaciones y anuncios de política en torno a Cuba tienen que ver menos con la isla y casi todo con Florida. Vale recordar que los 1.5 millones de cubano-estadunidenses en Florida votaron en su mayoría por Donald Trump en 2020, y los demócratas insisten en intentar competir por ese voto como parte de su estrategia electoral para las próximas elecciones.
Pero también hay cierta nostalgia por la guerra fría en Washington. La vocera asistente Jean-Pierre recordó que el presidente declaró que Cuba está “encabezada por un régimen fallido y represivo y que el comunismo es una ideología universalmente fracasada”.