El golpe de Estado institucional del 6 de julio de 1988. La subasta entre cuates de Telmex, Altos Hornos de México, Mexicana de Aviación, Banamex, Imevisión, autobuses Dina, minera Real del Monte, Siderúrgica Nacional, Sicartsa, compañías Mineras de Santa Rosa y Cananea, empresas agrícolas, pesqueras, empacadoras, inmobiliarias, azucareras, aseguradoras, hoteleras, constructoras, bancarias y otros cientos de firmas de propiedad nacional. La apertura de sectores estratégicos a la inversión privada extranjera. Los fraudes electorales en los comicios estatales. El origen de los feminicidios sistemáticos en las franjas maquileras. El atentado constitucional contra las tierras comunales y ejidales. Los asesinatos de opositores políticos. El negocio de Raúl Salinas con la adquisición de leche en polvo contaminada con radiación de Chernobyl y su distribución, a través de Conasupo, entre la población pobre. El robo de la partida secreta presidencial. La balacera entre policías judiciales y elementos militares en Tlalixcoyan-La Víbora, Veracruz, por una avioneta cargada de cocaína. Las ejecuciones extrajudiciales de decenas de combatientes zapatistas en Ocosingo, Chiapas, en enero de 1994.
La tecnocracia que presumía su profesionalismo y provocó una catástrofe económica que hundió a millones en la miseria. Las masacres de campesinos en El Charco, Aguas Blancas, Acteal, La Libertad y muchos otros puntos. La traición a la palabra empeñada y rubricada en los acuerdos de San Andrés Larráinzar. El desmantelamiento del sistema ferroviario nacional y su remate como fierro viejo. El robo a la nación de 552 mil millones de pesos que terminará de pagarse en 2070 y que actualmente obliga a los mexicanos a pagar 43 mil millones de pesos al año. Los mil 100 millones de pesos extraídos a Pemex para financiar la campaña presidencial priísta de 2000.
La turbiedad política y financiera de la organización Proyecto Millenium, también conocida como Amigos de Fox. La alternancia como cobijo de la continuidad. La desaparición de 72 mil millones de dólares procedentes de los sobreprecios petroleros internacionales. La fabricación de culpables y chivos expiatorios. La represión contra los trabajadores de Sicartsa y los pueblos de Oaxaca y San Salvador Atenco. Los negocios de la familia presidencial con los activos del Fobaproa. La producción de escándalos televisivos con fines de golpeteo electoral. Los mineros enterrados en Pasta de Conchos, Coahuila. El sometimiento geopolítico ante Washington y la firma de la ASPAN. El desafuero por delitos inexistentes de un gobernante legítimamente electo. El uso de recursos públicos para favorecer a un candidato y la manipulación de la autoridad electoral para adulterar resultados que favorecieron a su rival.
El encubrimiento de los corruptos negocios familiares de Juan Camilo Mouriño. El ejercicio de un poder presidencial fraudulento y espurio. La entrega de los organismos de seguridad pública a integrantes de la delincuencia organizada. Las desapariciones forzadas. La tortura de los detenidos. La ejecución extrajudicial como sucedáneo de justicia. La difamación póstuma de los chavos de Villas de Salvárcar, Chihuahua. Las innumerables “bajas colaterales” de un proyecto genocida, incluidos niños y bebés, ancianos y discapacitados. Las víctimas de la masacre de San Fernando. El encubrimiento en la violación y el asesinato de la anciana indígena Ernestina Ascencio Rosario en la Sierra de Zongolica. La destrucción de Luz y Fuerza del Centro y la represión a sus trabajadores. El odio a los habitantes de la ciudad capital. La conversión de la muerte sangrienta en espectáculo mediático cotidiano. Los niños muertos y heridos en la Guardería ABC y el encubrimiento de los responsables. La depredación del sector energético. La transferencia a Washington de facultades exclusivas del Estado mexicano. La desaparición de mil 570 millones de pesos que habrían de invertirse en la primera etapa de la refinería de Tula, Hidalgo. La Estela de Luz en cuya oscuridad desaparecieron 911 millones de pesos.
La compra de votos con dinero de Odebrecht y de gobiernos estatales. La entrega del sector energético a intereses depredadores. La compra de votos legislativos en San Lázaro. La pérdida de derechos laborales. El gigantismo burocrático, la ostentación, el derroche, la frivolidad y la estupidez. La estafa maestra. La compra fraudulenta de Agronitrogenados y Fertinal. La difamación y la represión contra el magisterio democrático. Las masacres de Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán y otras. Los asesinatos perpetrados por la Policía Federal en Nochixtlán y Arantepacua. El espionaje masivo e injustificado. La Casa Blanca. La censura. La noche de Iguala y la “verdad histórica”.
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