El documental Huastecos de corazón reivindica a la comunidad huasteca en la Ciudad de México, integrada por migrantes y jóvenes que se han sumado; además, refleja el trabajo de revitalización del huapango y el son huasteco que realizan los tríos, explica la directora Aidee Balderas a propósito de su estreno el 5 de agosto.
“El proyecto explora a los grandes referentes de la música de la Huasteca que iniciaron hace 20 años. Eran los únicos formadores y ahora se ha multiplicado. Entre ellos están Nicandro Castillo, máximo compositor de huapango. Originario de Xochiatipan, Hidalgo, migró a la capital del país, donde comenzó a difundir su música y a registrar sus huapangos.
“Tenemos también música de un trío legendario con Rolando El Quecho Hernández, quien tiene un centro llamado el Balcón Huasteco, uno de los primeros lugares que empezó a dar talleres y a difundir el huapango. Además, está Eduardo Pozos Valenzuela, profesor. Todos ellos son de la Huasteca”, detalla Balderas.
Para la filósofa, esta cultura no sólo es el fandango, el huapango, la fiesta, sino también son rituales agrícolas, la música que acompaña a los difuntos, para las bogas indígenas, no es un grupo meramente folclórico.
En el ámbito festivo “se toca son huasteco, improvisan versos, cantan a las personas que bailan, al del cumpleaños. Se usa el violín, la jarana huasteca, la guitarra quinta o guapanguera, y los cantos prodigiosos en el falsete. Al igual que en el carnaval, se toca la banda de viento, muy usado por los chinelos”.
Hay otro repertorio que acompaña momentos importantes, como la muerte, bodas, velaciones, y entierros; como los canarios, o el Xochipitzahuatl que, a veces se canta en náhuatl, son totalmente instrumentales. Asimismo, los ritos: sones para pedir lluvias, para ofrendar al maíz, aclara.
Aidee Balderas considera que la huasteca es parte de la banda sonora de la Ciudad de México; lo tocan cientos de migrantes que andan por las calles pidiendo monedas, muchos tríos en reuniones, asociaciones, centros culturales, talleres, espacios de formación e interpretación, que dan pie a nuevas formas de incorporarse.
“Huastecos de corazón son los que se enamoran de esta cultura y se apropian de esta identidad; no necesitas nacer en la Huasteca para sentirte huasteco”, destacó.
La integrante del colectivo Somos Tradición menciona que México es muy rico en su diversidad musical y, desafortunadamente, se conoce más el mariachi o el son jarocho. Ahora hay actividades importantes para el son huasteco; ya no se toca solamente en sus lugares de origen (Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas), sino también en Colima, Guanajuato y en la Ciudad de México, además no sólo por migrantes, sino por jóvenes que están interesados en estudiarlo de raíz.
Gracias al apoyo del Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el colectivo Somos Tradición logró desarrollar el documental Huastecos de corazón.
El equipo integrado por Georgina Arteaga, Arturo Zamora, Estela Pablo, David y Aidee Balderas, se proyectará el 5 de agosto a las 20 horas en el audiovideorama del parque Hundido, con aforo para 45 personas.
El 14 de agosto, a la misma hora, se publicará en la página de Facebook de Casas de la Cultura IVEC, como parte de la cartelera cultural del Instituto Veracruzano de la Cultura. El 28 de agosto a las 16 horas se presentará en el Centro Cultural raíces (avenida Presidente Plutarco Elías Calles 1810).