Lejos de detener el tráfico de personas con fines de explotación sexual, la pandemia de Covid-19 hizo que los grupos de la delincuencia organizada cometieran este ilícito de manera “aun más clandestina”, advirtieron los participantes en un conversatorio virtual sobre el tema.
Mario Cordero, representante de la Oficina de Naciones Unidas en México contra la Droga y el Delito, señaló durante el foro que a pesar del confinamiento por la emergencia sanitaria, la trata de personas no desapareció, sino que cambió de formas para no detenerse, ya que es una de las actividades más lucrativas del crimen trasnacional.
“La pandemia contribuyó a que estos delitos se cometieran de manera aún más clandestina. La delincuencia organizada ajustó su ‘modelo de negocios’ a la nueva normalidad, con el uso indebido de las nuevas tecnologías. (Los criminales) se adaptaron a los cambios y empezaron a operar en múltiples lugares al mismo tiempo”, alertó.
Según el especialista, la captación de posibles víctimas tiene lugar en diversas plataformas, desde las más generales, como los anuncios clasificados donde se ofrecen empleos, hasta las más específicas y directas, como los mensajes vía redes sociales a usuarios que se consideran manipulables.
Por su parte, Janice Yu, de la organización civil El Pozo de Vida, especializada en atención de víctimas de trata, explicó que la recuperación de quienes vivieron esta experiencia es muy compleja. Una constante son los daños cognitivos, que les impiden tomar decisiones para su bienestar y les generan un “entumecimiento emocional” para protegerse del dolor que implicó la trata.