Lima. Al asumir la presidencia de Perú, el izquierdista Pedro Castillo Terrones anunció ayer, en su primer discurso, que además de un paquete de iniciativas de salud y educación, enviará al Congreso un proyecto para reformar la Constitución promulgada en 1993 por el entonces mandatario Alberto Fujimori (hoy preso), en una ceremonia llevada a cabo en un clima de esperanza y temor entre la población.
“Juro por Dios, por mi familia, por los campesinos, por los pueblos originarios, por los ronderos, pescadores, profesionales, niños y adolescentes, que ejerceré el cargo de presidente de la República en el periodo 2021-2026”.
Con la mano derecha sobre la Biblia y la izquierda levantada, también juró “por los pueblos de Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución”. De inmediato la jefa del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, le colocó la banda presidencial.
Después, la abogada Dina Boluarte rindió protesta al cargo de primera vicepresidenta en el recinto parlamentario, con lo que se dio inicio al nuevo gobierno tras varias semanas de litigios con las autoridades electorales para consolidar la victoria en los comicios generales.
El juramento del presidente del Consejo de Ministros se realizará hoy en la sureña ciudad de Ayacucho, mientras la protesta del gabinete será mañana en la capital, informó la presidencia en un comunicado sin dar más detalles.
En su discurso inaugural, que se dio en el contexto de la conmemoración del bicentenario de la independencia peruana, el líder socialista, de 51 años, anunció: “presentaremos ante el Congreso un proyecto ley para reformar la Constitución que, tras ser debatido por el Parlamento, esperamos que sea aprobado para luego ser sometido a referendo popular.
“Insistiremos en esta propuesta, pero dentro del marco legal que la Constitución proporciona. Tendremos que conciliar posiciones con el Congreso”, indicó Castillo, cuyo partido, Perú Libre, tiene sólo 37 de los 130 escaños. Con dicho proyecto el mandatario busca reactivar las economías locales de un país rico en minerales, sobre todo en la exportación de cobre, plata y oro.
En tanto, la ex candidata a la presidencia Keiko Fujimori aseguró que su partido, Fuerza Popular, será un “firme muro de contención frente a la amenaza latente de una nueva Constitución comunista”. Sus simpatizantes organizaron manifestaciones para exigir un recuento de votos. Castillo ganó la presidencia por un margen estrecho.
El gobernante aseguró que buscará mejorar los tratados de libre comercio dando prioridad a los intereses del país, y anunció que la estatal Petroperú participará en toda la cadena de negocios del sector para “regular los precios finales y evitar que se explote al ciudadano”.
Lamentable campaña del miedo
Castillo lamentó la campaña de desinformación y miedo que se lanzó contra su candidatura, con la que se pretendía hacer creer a la población que con él al frente del país se expropiarían casas, propiedades y automóviles. Afirmó que “ni remotamente” pretende estatizar la economía como advirtieron muchos de sus rivales políticos, y aclaró que buscará las reformas “con responsabilidad”.
El también líder sindical señaló que sus prioridades son mejorar la educación, la salud y la agricultura. Además, recordó a las víctimas de la pandemia de Covid-19 y a todos aquellos que trabajaron en primera línea durante los meses más difíciles por los contagios.
La transición de mando se realizó bajo las restricciones de la pandemia, que ha llevado a Perú a tener la tasa de decesos per cápita más alta del mundo, con 196 mil fallecidos y 2.1 millones de contagios.
El izquierdista anunció que no vivirá en la Casa de Pizarro, sede del palacio de gobierno, fundado hace cinco siglos y habitado por todos los mandatarios desde el conquistador de Perú, Francisco Pizarro, en 1535, decisión con la que busca dejar atrás vestigios de la colonia cuando Perú celebra el bicentenario de su independencia de España.
Adelantó que cederá el palacio para convertirlo en sede del nuevo Ministerio de las Culturas y un museo que muestre la historia del país. “Creo que tenemos que romper con los símbolos coloniales para acabar con las ataduras de dominación que se han mantenido vigentes por tantos años”, afirmó.
“Es la primera vez que este país va a ser gobernado por un campesino”, resaltó en referencia a sus orígenes humildes ante las autoridades y dignatarios extranjeros presentes en la ceremonia.
A la toma de protesta asistieron el secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona; el rey de España, Felipe VI, y varios presidentes y representantes de Sudamérica, entre ellos los mandatarios de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Ecuador, Guillermo Lasso, Chile, Sebastián Piñera, y Colombia, Iván Duque, además de los cancilleres de Venezuela, Jorge Arreaza, y de Cuba, Bruno Rodríguez.
Momentos antes de llegar al Congreso, Castillo –vestido con traje andino negro con bordados y su sombrero blanco de copa alta típico de su natal Cajamarca– sostuvo reuniones privadas con Piñera y Duque en el Palacio de Torre Tagle, sede de la cancillería.
El triunfo de Castillo es un giro a la izquierda tras 30 años de gobiernos amigos del libre mercado e involucrados en casos de corrupción. La nación busca dejar atrás una larga lista de crisis en los últimos años que se agudizó en noviembre, cuando el país tuvo hasta tres presidentes en una semana tras choques entre el Congreso y el gobierno.