En sociedades donde la movilidad social es escasa y la desigualdad se perpetúa, la política tiende a caer en la trampa a corto plazo de explotar el debate “opresor-oprimido”; lo que exacerba los contrastes y profundiza una polarización ya prácticamente endémica, declaró Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México.
“Estoy convencido de que cuando un país carece de una visión del futuro ampliamente compartida, no puede disfrutar de un presente estable, ya que se ve continuamente arrastrado a disputas de suma cero e intentos de dar marcha atrás en las políticas”, expuso en la conferencia Michel Camdessus, organizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Díaz de León participó como orador principal en dicha conferencia a unos meses de dejar el Banco de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en reiteradas ocasiones había criticado al representante del organismo autónomo, anunció que en su lugar llegará Arturo Herrera, un “economista con dimensión social”, según palabras del mandatario.
En la conferencia convocada por el FMI, Díaz de León comentó que no se debe olvidar que “la política constructiva es el arte de encontrar un terreno común entre los diferentes intereses individuales y el bien común”. Además, para superar “el largo y resbaladizo camino del desarrollo” se requiere una visión compartida del futuro.
En ese contexto, recalcó que al tener dos tareas fundamentales: los precios y la estabilidad financiera, los bancos centrales independientes son un elemento crucial del marco institucional y sus acciones deben estar aisladas de las presiones políticas para centrarse en la estabilidad a largo plazo.
Sobre todo en las economías de mercados emergentes pequeñas y abiertas, donde los papeles tradicionales de la política monetaria: mantener la inflación en torno al objetivo y reducir la volatilidad, enfrentan desafíos adicionales.
Recalcó que si bien el estímulo fiscal sin precedente en Estados Unidos apoyará la economía mundial, podría ejercer presión sobre las tasas de interés a mediano y largo plazos en ese país; y, en consecuencia, sobre las condiciones financieras mundiales. En los mercados emergentes hay menos margen de acción, ya que la formación de precios enfrenta mayores riesgos e inflación y sus expectativas no han estado por debajo del objetivo de manera constante, explicó.
Agregó que para beneficiarse al máximo de la recuperación liderada por Estados Unidos, las economías de mercados emergentes deben promover un ajuste ordenado de sus mercados financieros nacionales. Estímulos masivos como los adoptados por las economías avanzadas no son opción, “debemos permanecer conscientes de nuestras limitaciones políticas y nuestra susceptibilidad a los choques externos e idiosincrásicos”.