Cova da Moura, barrio proletario de Lisboa, último gueto africano en Portugal, es un lugar poblado por inmigrantes originarios de Cabo Verde y también el escenario oscuro y derruido de Vitalina Varela (2019), la cinta más reciente del lusitano Pedro Costa. Por ese lugar, y también por Fontainhas, otra barriada favorita del director, deambulan personas sin techo y sin trabajo o personajes como Ventura, vagabundo convertido en actor. A través de estos seres melancólicos, el autor de la trilogía de Fontainhas (Ossos, 1997; En el cuarto de Vanda, 2000; Juventud en marcha, 2006) ha resumido, con lacónica poesía visual, la condición de desesperanza y olvido que vive la comunidad inmigrante de origen africano en Portugal.
Muy lejos, sin embargo, de plantear un documental de corte sociológico, el nuevo filme de Costa confunde hábilmente ficción y hechos reales, la verdadera historia de su actriz Vitalina Varela y la del personaje homónimo que ella encarna. La película refiere su regreso desde Cabo Verde a Portugal, luego de largas décadas separada de Joaquín, el marido que le prometiera una vida mejor en Lisboa y que la dejó esperando más de 20 años por el boleto de avión que nunca llegó. Ese hombre veleidoso y mujeriego, que llevó una vida doble y tuvo diversos amoríos, finalmente murió por enfermedad o por mano propia, sin que su mujer pudiera ya nunca verlo.
Con un estilo visual ya característico, en el que domina un tenebrismo plástico cercano a la pintura de Caravaggio o de Ribera, Pedro Costa presenta en planos fijos los rasgos físicos y los estados anímicos de Vitalina Varela, su conflictivo roce con los vecinos recelosos, su refugio temporal y también sus dudas en una fe cristiana que encarna soberbiamente el antes vagabundo, ahora sacerdote, Ventura. La cinta es crónica del duelo íntimo de la protagonista. Su vivencia íntima amplía el eco de una comunidad inmigrante que, a fuerza de agravios repetidos, ha terminado por volverse un pueblo de fantasmas. Vitalina Varela es, a la fecha, la realización más sugerente y redonda del cineasta de Lisboa.
Vitalina Varela es protagonista de su propia narrativa dentro y fuera de la pantalla grande en esta película, ganadora del Leopardo de Oro de la 73 edición del festival de cine de Locarno. En ella, la actriz relata los aspectos que han marcado su vida a través de profundos monólogos. Pedro Costa desarrolló el guion de ésta, su novena producción de larga duración, en colaboración con la propia Varela, quien ya había participado en el filme anterior del director lusitano, Caballo dinero.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional a las 16 y 21 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1