La deforestación continúa en Valle de Bravo, aun con los bajos niveles de agua en el embalse y las presas Villa Victoria y el Bosque, parte del sistema Cutzamala, al ubicarse la última semana a 40 por ciento de su capacidad. Un ejemplo es la tala y remoción de suelo al lado del manantial El Crustel, que abastece parcialmente a la cabecera municipal y al poblado de San Mateo Acatitlán.
En Valle de Bravo, donde habitantes de Ciudad de México y estado de México tienen casas de descanso, se promueve la urbanización y construcción de desarrollos inmobiliarios en áreas de fragilidad e importancia ambiental, así como boscosas que recargan los acuíferos. Así lo indicaron habitantes de la zona que presentaron una denuncia popular (enviada el 28 de junio) ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) por la remoción de suelo, apertura de brechas y desmonte de dos predios en la localidad San Mateo Acatitlán que afectan el manantial El Crustel.
Alrededor de 80 por ciento de la ribera del embalse de Valle de Bravo ya estaba ocupada por casas de descanso; el auge inmobiliario se ha acelerado y se dirige hacia zonas aledañas, como lo informó desde 2018 el Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Además, la subcuenca de Valle de Bravo-Amanalco sufre efectos del cambio climático, los cuales se han reflejado en modificaciones en los patrones de lluvias y en cambios de temperatura. El bajo nivel de almacenamiento de embalse lo está extinguiendo y el estado general de las presas del Cutzamala pone en riesgo el abasto de agua hacia el valle de Toluca y la Ciudad de México.
“De mantenerse las condiciones actuales, se tendrá líquido para menos de un año”, previó el Observatorio ciudadano de la subcuenca Valle de Bravo-Amanalco y Sé la Voz de la Naturaleza.
Construcciones ilegales
En la denuncia popular, habitantes de San Mateo aclararon que desde principios de junio detectaron en dos predios actividades de remoción de vegetación con maquinaria pesada, la construcción de una cabaña sin autorización y dijeron que no sabían si hay permiso de cambio de uso de suelo en terrenos forestales y de impacto ambiental para esas acciones, que, agregaron, ponen en riesgo la biodiversidad en la zona. Hasta hoy no han recibido respuesta de la Profepa.
Todo eso se realiza junto al manantial y el cambio de uso de suelo impactará esta fuente de agua, explicaron los pobladores, además de que se trata de actividades prohibidas, ya que la superficie afectada está en el área de protección de recursos naturales cuencas de los ríos Valle de Bravo, Malacatepec, Tilostoc y Temascaltepec.
La zona también se encuentra dentro de la Unidad de Gestión Ambiental del Programa de Ordenamiento Ecológico Regional de la subcuenca Valle de Bravo-Amanalco, en la cual se prohíbe el uso de maquinaria pesada, el cambio de uso de suelo y se plantea preservar la vegetación, señalaron.
En un documento enviado a la Cámara de Senadores, el Observatorio ciudadano de la subcuenca Valle de Bravo-Amanalco, en conjunto con Sé la Voz de la Naturaleza, advirtieron que la crisis en la presa se ha agravado por la falta de regulación, violación a los programas de ordenamiento urbano, la expansión de desarrollos irregulares, la deforestación ilegal, la contaminación del lago y acuíferos subterráneos, así como los cambios de uso de suelo.
Además, observaron que los diferentes niveles de gobierno han sido omisos y negligentes para prevenir y sancionar con prontitud y eficacia los constantes delitos ambientales que se cometen en la zona y que están afectando gravemente áreas naturales protegidas de competencia estatal y federal.