El regreso a clases presenciales no se puede ni debe polarizar. Los efectos socioemocionales en niños y adolescentes no deben ser el único argumento para abrir las escuelas sin importar qué pase, sería llegar a extremos que no coinciden con la realidad ni de las familias ni de las escuelas, afirmaron expertos en sicología educativa y maestros de primaria y prescolar.
En entrevista con La Jornada subrayaron que los alumnos de prescolar, primaria y secundaria “han tenido contacto con sus pares a través de la pantalla de computadoras, celulares y tabletas, se han hecho hasta recreos virtuales, por lo que no han estado aislados, además de que han demostrado una enorme capacidad de resiliencia”, afirmó Teresita Garduño Rubio, profesora de formación normalista, sicóloga educativa con especialidad en sicopedagogía constructivista y directora del Instituto de Investigaciones Pedagógicas.
Maestras de prescolar destacaron que si bien sus alumnos “son quienes más requieren el contacto con niños de su edad, también tienen una enorme capacidad de adaptación y han afrontado muchos desafíos, no sólo escolares, que les ha impuesto la pandemia. Ahora debemos cuidar que el regreso a clases no represente un riesgo de salud para ellos, y que al final nos lleve a un nuevo cierre de las escuelas”.
Ciertamente, señaló Garduño Rubio, los niños están esperando ver a sus compañeros, desean encontrarse con sus profesores, porque es parte de su desarrollo natural, pero en la pandemia también ha habido espacios de socialización, porque muchos docentes trabajaron para que se diera esa vinculación, los niños y adolescentes “no han estado aislados e incomunicados, han estado en contacto con otros niños haciendo labores en conjunto.
“Ahora se polariza y se dice, ‘hay un problema socioemocional enorme, hay carencias’, pero quienes conocemos las aulas, sabemos que no pasó así, los maestros trabajaron muy fuerte para vincularlos, para que jugaran, incluso desde una pantalla”, indicó.
Al respecto, Pedro Hernández Morales, maestro con más de 30 años de servicio y director de la primaria Centauro del Norte, reconoció que la interacción entre los niños “es muy importante. Nunca lo hemos negado, pero insistimos en que necesitamos condiciones básicas para volver a las escuelas: un semáforo en verde, vacunación, protocolos adecuados, cobertura de insumos suficientes para el aseo continuo de las escuelas, y garantizar servicios básicos como el acceso al agua potable, lo que aún no está garantizado”.
Afirmó que “no puede decidirse por decreto, en cualquier condición, que el próximo 30 agosto vamos todos a clases, es una decisión que debe reflexionarse, discutirse en las escuelas, e incluir a los niños y adolescentes, porque al final son parte sustancial de las comunidades escolares”.