París. Las revelaciones sobre el programa de espionaje Pegasus muestran “una crisis mundial de los derechos humanos”, según la ONG Amnistía Internacional (AI), que pidió ayer una moratoria en la venta y uso de las tecnologías de vigilancia hasta que se elabore un marco reglamentario.
“Los efectos devastadores en los derechos humanos en todo el mundo por un sector de la cibervigilancia poco reglamentada”, alertó AI en un comunicado.
Las revelaciones del proyecto Pegasus “muestran claramente los peligros y los perjuicios a los cuales están expuestas las personas tomadas de manera ilegal como objetivo”, declaró Agnès Callamard, secretaria de AI citada en el comunicado.
La compañía israelí NSO, que creó el programa, “es una empresa como otras. Se trata de un sector peligroso que opera desde hace mucho tiempo al límite de la legalidad”, lamentó la ONG, que agregó: “Es absolutamente urgente que se refuercen la reglamentación del sector de la cibervigilancia (...) y el control de ese sector muy opaco”.
AI pidió una moratoria que se “instaure de manera inmediata sobre la exportación, la venta, la transferencia y el uso de tecnologías de vigilancia hasta que se aplique un marco reglamentario respetuoso de los derechos humanos”.
El programa Pegasus puede infiltrar los teléfonos móviles sin que el usuario lo sepa, lo que permite a los clientes leer todos los mensajes, rastrear la ubicación del usuario e intervenir la cámara y el micrófono del celular.
Pegasus se ha visto implicado en la posible vigilancia masiva de periodistas, defensores de los derechos humanos y 14 jefes de Estado. Sus números de teléfono figuraban entre los 50 mil posibles objetivos de vigilancia en una lista filtrada a AI y Forbidden Stories, organización dedicada a la protección de la privacidad y datos personales.