Papeete. Las décadas de pruebas nucleares en Polinesia francesa pasan factura al presidente Emmanuel Macron, bajo presión para que se disculpe por los daños causados por la radiación.
Durante su visita de cuatro días, Macron tiene previsto abordar el legado de las pruebas nucleares realizadas entre 1966 y 1996 mientras Francia desarrollaba armas atómicas, así como discutir el papel estratégico del territorio del Pacífico Sur y el riesgo existencial de la subida de los mares que supone el calentamiento global.
Los residentes del extenso archipiélago de más de 100 islas, situado a medio camino entre México y Australia, esperan que Macron pida disculpas y confirme la compensación a las víctimas de la radiación.
Las pruebas siguen siendo una fuente de profundo resentimiento, consideradas como una muestra de las actitudes coloniales racistas que desprecian la vida de los isleños.
Tras aterrizar el sábado, Macron, cuyo viaje en 2020 fue aplazado por la pandemia, se reunió con trabajadores de hospitales que luchan contra el Covid-19 en el territorio semiautónomo, donde muchos desconfían de las vacunas.
"Quiero enviar un mensaje muy fuerte para pedir a todo el mundo que se vacune", dijo, añadiendo "cuando te vacunas, estás protegido y apenas contagias el virus, o al menos mucho menos".