“Ellos son familiares, amigos, compañeros, vigilancia (policía comunitaria) y miembros de nuestra comunidad yaqui de Loma de Bácum”, escribe Carmen García, esposa de Fidencio Aldama, preso político yaqui, al referirse a la desaparición de 10 integrantes de la comunidad el 14 de julio.
Guadalupe Flores Maldonado, integrante de la Tropa Yoemia, advierte que la actual violencia en la región del sur de Sonora se vislumbraba desde 2016, “cuando entraron las empresas mineras”, y coloca en este contexto la ola de secuestros de miembros de la tribu. “Están vivos”, agrega el entrevistado por el portal Desinformémonos.
La tribu responsabiliza a las empresas, no al crimen organizado, aunque también actúa en la zona. “Acusamos a las empresas mineras que se confabulan con el gobierno. Nos quieren usar como esclavos, corrompen a la gente y la amenazan”, dice Flores.
La acusación es grave. Lo que está viviendo la comunidad es el terror creado para que los indígenas abandonen sus tierras. “Hacen enfrentamientos con el Ejército y la gente se va. A nosotros nos dijeron lo mismo, pero no nos van a sacar, estamos defendiendo nuestra vida y territorio”, advierte el entrevistado.
La entrada de más de 10 empresas mineras en la región coincide con la imposición en 2016 de un gasoducto en Loma de Bácum, al cual se opuso la comunidad hasta conseguir un amparo contra la construcción de una tubería subterránea de 90 kilómetros de largo. Con el megaproyecto llegaron las divisiones a la comunidad, la represión, las amenazas y la prisión política para Fidencio Aldama, a quien se le sigue un proceso jurídico plagado de irregularidades.
En 2016 la tribu rechazó los proyectos mineros, pues arriesgaba la escasa agua de su pueblo, igual que con el Acueducto Independencia construido para beneficio de las empresas de Hermosillo.
Hoy la violencia parece imparable. La llegada del Ejército no es más que una amenaza para las comunidades. “La intromisión de militares genera conflictos internos y crea animadversión entre nuestra gente para justificar la entrada de las fuerzas represivas”, lamenta Flores.