Londres. “Era una mujer extraordinaria”, afirmó Reece Fielding que, como muchos otros londinenses, ayer acudió a la estatua de Amy Winehouse en Camden para rendir homenaje a la diva británica de la música soul fallecida hace 10 años.
Los fans de la estrella, conocida por su voz grave, su peinado retro y su complicado estilo de vida, peregrinaron hasta este popular barrio del norte de Londres, donde Winehouse vivió durante años y murió el 23 de julio de 2011, a los 27 años, por intoxicación etílica.
“Cuando paso por momentos difíciles me gusta escuchar su música, me ayuda y resume lo que siento”, explicó a la Afp Fielding, para quien las canciones compuestas por la británica son “totalmente únicas”.
En este aniversario, “es importante como fan recordar a Amy por lo que era”, añadió este estudiante de 16 años. “El público la recuerda como una drogadicta”, lamentó, “pero deberíamos recordarla por su talento, su estilo, su actitud que nadie más se atrevía a tener”.
La cantante, ganadora de varios premios por Back to Black, vertió buena parte de sus experiencias personales en sus canciones, influenciadas por el jazz y el soul.
A menudo hablaba de sus adicciones, que acabaron afectando a sus actuaciones y atrayendo el interés de la prensa sensacionalista.
Tras años de dependencia e intentos de desintoxicación, Amy Winehouse fue encontrada muerta en su piso de Londres, víctima del abuso de alcohol.