Madrid. La frontera africana entre España y Marruecos está de nuevo en máxima tensión, después de una entrada masiva de migrantes subsaharianos, en la que 238 personas lograron superar las barreras fronterizas de la ciudad de Melilla y entrar en territorio europeo.
En menos de dos semanas suman casi 400 las personas que han alcanzado el sueño europeo, que de momento se traduce en su internamiento en un centro de retención de migrantes, aunque todos están al borde del colapso por la sobrepoblación.
El fenómeno migratorio de nuevo está en el centro de las difíciles relaciones bilaterales entre España y Marruecos. Si en mayo pasado la ciudad de Ceuta vivió momentos inéditos con la irrupción de más de 8 mil migrantes, con la connivencia de la policía fronteriza marroquí, en esta ocasión la llegada masiva se dio en Melilla, la otra ciudad española del norte de África.
Según informes de la policía española, hace dos semanas se registraron dos saltos de migrantes con un intervalo de 48 horas, que se tradujeron en 139 ingresos irregulares. Con las 238 de ayer ya suman 377 indocumentados en Melilla en los últimos 11 días.
Los migrantes, la mayoría procedentes del África subsahariana, llevaban tiempo buscando un resquicio y lo encontraron en pequeños agujeros de la valla fronteriza de más de seis metros con material antiescalada. Con objetos rudimentarios que sirvieron de ganzúas para agarrarse a la pared, fueron escalando uno a uno durante la madrugada hasta sumar los 238, que nada más pisaron suelo español corrieron por la ciudad gritando loas de victoria, en busca del centro de internamiento, que ven como el primer paso a que se les conceda el estatuto de asilado.
La policía intentó repeler su llegada con un dispositivo antidisturbios que se saldó con 28 heridos, la mayoría migrantes que tuvieron contusiones leves, y al menos tres policías. Además, el gobierno del socialista Pedro Sánchez, informó que en los últimos intentos de entrada masiva de migrantes se han reportado enfrentamientos que han provocado heridas en al menos siete agentes de la Guardia Civil y un número sin determinar de migrantes, pero se presume que podrían superar 50.