Frankfurt. La canciller federal alemana, Angela Merkel, aseguró ayer que los softwares espías, como Pegasus, de la empresa de ciberseguridad israelí NSO, deberían negarse a los países donde no hay supervisión judicial, al tiempo que el presidente francés, Emmanuel Macron, exigió un “refuerzo de todos los protocolos de seguridad” de los medios de comunicación internos, tras salir a la luz que uno de sus números telefónicos figuraba en la lista de posibles blancos del polémico programa de espionaje.
Bajo una creciente presión internacional, el gobierno de Israel a su vez creó una comisión parlamentaria con la finalidad de investigar las acusaciones de que el controvertido programa de vigilancia telefónica fue utilizado de forma indebida.
“Es importante que los programas informáticos diseñados para determinadas situaciones no caigan en manos equivocadas, es decir, que deben existir condiciones muy restrictivas y en los países en los que no esté garantizada la supervisión judicial de estos programas, no deben venderse”, señaló Merkel en su última conferencia de prensa anual como canciller federal.
Al término de la reunión de un Consejo de Defensa Excepcional sobre ciberseguridad, Macron exigió un refuerzo de todos los protocolos de seguridad paralamente a las operaciones técnicas de detencción y clarificación en curso, en torno a este caso, indicó el Elíseo en un comunicado.
Un número telefónico, de los cuatro que tiene, así como de sus 15 ministros, aparecieron en la lista de Pegasus, que posiblemente fueron espiados desde Marruecos, aunque este último rechazó la versión.
Macron “ha cambiado de teléfono y de número para algunas comunicaciones”, aseguró su oficina como parte del refuerzo de todos sus protocolos de seguridad. Macron tenía dos iPhones, un Samsung, cuya seguridad se ha mejorado, y un Teorem, teléfono ultraseguro para presidentes.
Las organizaciones Forbidden Stories y Amnistía Internacional obtuvieron una lista de 50 mil números telefónicos, entre los que figuran periodistas, defensores de derechos humanos y 14 jefes de Estado, todos seleccionados por clientes de NSO desde 2016, para ser potencialmente vigilados a través de Pegasus.
Ram Ben Barak, titular de Asuntos Exteriores y Defensa del Congreso de Israel, informó que se creó una comisión parlamentaria para investigar las actividades de NSO. “Cuando terminen su revisión, exigiremos ver los resultados y evaluaremos si es necesario hacer correcciones”, apuntó el ex jefe adjunto del Mossad a la radio del ejército.
El director ejecutivo de NSO, Shalev Hulio, declaró a Army Radio que “estaría encantado de que hubiera una investigación, para poder limpiar nuestro nombre”, e inisistió en que existe un esfuerzo “para desprestigiar a toda la industria cibernética israelí”.
Detalló que la empresa, que exporta sus servicios a 45 países con la autorización del gobierno israelí, no podía revelar los detalles de sus contratos debido a “cuestiones de confidencialidad”, al afirmar que ofrecería total transparencia al gobierno que los solicite.
Ram Ben Barak precisó que la prioridad de Israel es “revisar todo este asunto de licencias. Pegasus desenmascaró a muchas células terroristas, pero si se utilizó mal o se vendió a organismos irresponsables, es algo que tenemos que comprobar”.
En tanto, Arabia Saudita desmintió las acusaciones de espionaje “infundadas” de haber usado el software israelí para vigilar a periodistas y activistas de derechos humanos, entre quienes figuran el comunicador Jamal Khashoggi, asesinado en 2018.
Los números telefónicos del círculo íntimo del Dalai Lama, quien no tiene celular, también figuran en los datos de Pegasus, reportó el diario británico The Guardian, unos de los 17 medios que participan en la investigación conocida como Proyecto Pegasus.