De enero a mayo de este año impartí un curso semestral sobre bienserestar (BSE)¹ humano en El Colegio de México. Como resultado, me enteré de la reciente publicación (2021) de Happiness, Flourishing and the Good Life ( HFGL). A Transformative Vision for Human Well-Being ( Felicidad, florecimiento y la buena vida. Una visión transformadora para el bienestar humano), de Garret Thomson, Scherto Gill e Ivor Goodson (TGG) (Routledge). Desde el principio supe que el libro, que no estaba en la bibliografía original (2020) del curso, lo trastocaría. Es el evento externo reciente más importante en la “historia de mi vocación” (la búsqueda de la buena vida y la buena sociedad) que empecé a narrar en 7 entregas en abril y mayo pasados. Siento que en HFGL encontré un compañero de viaje. Hoy narro su prefacio (pp. vi-x) que empieza enunciando tres “lugares comunes sobre la vida humana”; somos, dicen TGG: 1. Seres temporales. Aunque el BSE parece estático, cambiamos de muchas maneras. Nuestras actividades (AV) comienzan, continúan y finalizan, y las de pequeña escala están incrustadas en otras de mayor escala. Una AV ocurre antes que otra de la cual es medio. Nuestras relaciones cambian, no sólo porque las personas se alteran, sino porque nuestro conocimiento y sentimientos mutuos se modifican. Nuestra conciencia y autoconciencia cambian. Los términos florecimiento y autodesarrollo tienen connotaciones temporales; no sólo cambiamos, sino que también cambia lo que para nosotros constituye BSE, florecimiento. Esto define la tarea de explicar cómo la composición del BSE cambia en el tiempo. Esta búsqueda contiene una presunción contraria a buena parte de la bibliografía sobre BSE y felicidad (FL): que tiene que hacerse investigación empírica sistemática sobre la naturaleza del BSE que rebasa lo que la mayor parte de las investigaciones empíricas se proponen: averiguar sus causas y medir sus niveles.2. Animales. Somos cuerpos, respiramos, comemos, dormimos… Tenemos una historia natural... Tenemos padres y muchos tienen hijos. Nos movemos, percibimos y queremos cosas. ¿Qué clase de animales somos? Es tentador usar un único adjetivo para responder: racionales, sabios, autoconscientes, voluntariosos, lingüísticos, sociales, creadores de medios de producción, espirituales. Pero por sí mismos cada uno de esos adjetivos no logra capturar lo que somos. Si tomamos la lista nos quedamos sin saber qué unifica la lista. ¿A qué se refiere la lista? ¿Cómo llegó cada elemento a la lista? ¿Cuándo está completa? No basta un adjetivo ni una lista sin una explicación conectiva. 3. Seres sociales, relacionales. El significado de nuestras AV y su pertinencia para nuestro BSE es completamente social y relacional. Para decirlo paradójicamente: aun en un nuestro más profundo interés propio el significado de nuestras AV está en relación con otros, lo que plantea otra pregunta: ¿somos esencialmente individuos autónomos o seres relacionales? La filosofía, la teoría política y la económica suelen ver al individuo como ser aislado o autónomo que coopera con otros sólo si lo beneficia. Es necesario desafiar esta concepción. Estos tres lugares comunes definen, dicen TGG, el marco de referencia de HFGL en el cual investigan la pregunta: ¿Cuál es el valor de la vida de una persona desde su punto de vista como la persona que vive su vida? Cuando preguntamos ¿va mi vida bien? o ¿qué debo hacer para que mi vida sea mejor? ¿Cuál es el sentido pertinente de bien y mejor? Tenemos que entender qué importa sobre vivir una vida humana y por qué. El concepto de BSE captura parte importante de la respuesta. Subrayan que no preguntan si la vida de una persona es moral, importante o estéticamente atractiva, sino su valor para la persona misma. El contexto de su pregunta es el campo relativamente nuevo, multidisciplinario y ‘excitante’ de los estudios de BSE orientados a mejorar las políticas sociales, lo cual “está lleno de promesas”. Pero advierten que el campo de estudio es defectuoso al apoyarse con frecuencia en una visión truncada del BSE, que se basa implícitamente, de dos maneras, en los supuestos de la teoría económica neoclásica: el modelo evaluativo es con frecuencia minimalista, excluye el aspecto evaluativo/normativo del concepto de BSE, despojándolo de su potencial radical-transformativo, y la disciplina es reduccionista: limita el BSE a conceptos como FL y satisfacción de deseos; no deja lugar para las variadas subjetividades de la experiencia, empobreciendo la concepción de la vida humana. Por ello el campo de estudios del BSE hace promesas que no cumple. Promete evaluaciones críticas profundas, basadas en evidencia empírica, pero no cumple su promesa porque su concepción emaciada del BSE es un pálido reflejo de los supuestos aceptados socialmente y no una base potencial de la crítica social radical. TGG se preguntan cuál es el antídoto para este punto muerto.
Responden que tenemos que ser más claros y explícitos sobre lo que cuenta normativamente como estar/ser bien ( well-being). BSE es un valor primo cuya centralidad merece una exploración más profunda, sin grilletes neoclásicos. “Necesitamos una nueva trayectoria que refleje la riqueza y variedad de la experiencia humana que incluya lo normativo para que este campo permita repensar los significados de la vida humana de maneras más frescas que sean fuente de la crítica social constructiva. Hay aquí, dicen, una inversión interesante. “En la visión positivista estándar, las ciencias sociales tienden a ser objetivas en su metodología y subjetivistas en relación a aserciones evaluativas. Nosotros argumentamos lo opuesto: que el estudio del BSE necesita ser más objetivo acerca de los valores pertinentes y más abierto a exploraciones de las subjetividades de la vida humana. El pensamiento progresista necesita esta inversión; necesita ser robusto evaluativamente y subjetivamente rico. Tenemos que entender las posibilidades del BSE sin hacerle el juego a la instrumentalización o mercantilización de la vida como lo hacen las ciencias sociales libres de valores y objetivas. Esta es una batalla crucial: la construcción de entendimientos del BSE desde los que puedan desafiarse las concepciones de progreso de la Ilustración y neoliberal”. HFGL, señalan, intenta proveer una nueva dirección con una narrativa del BSE que no esté limitada por los supuestos de la economía neoclásica y por metodologías cuantitativas libres de valores. Una narrativa fiel a la riqueza y variedad de la vida humana requiere un análisis multidimensional que explique qué es ser/estar bien en relación con aspectos diversos de la vida humana: AV, experiencias, conciencia cotidiana, relaciones y autoconciencia. Explicaremos BSE de una manera normativamente fuerte y holística que incluya todos los aspectos del ser/estar bien como ser humano. Muchos libros sobre BSE y FL tienen un marco teórico básico deficiente: confunden medios y fines, valor instrumental y no instrumental, y con frecuencia confunden éstos con medidas e indicadores. Asuntos de profunda importancia más allá de la academia. “Partes de la cultura occidental están cargadas de sistemáticos malentendidos arraigados en profundidad acerca de los valores y su naturaleza. El estudio del BSE ofrece la oportunidad de revertir estos malentendidos. Concluyen que una teoría del BSE involucra una narrativa de la vida humana y al mismo tiempo respetar y dar cuenta de diferencias individuales, sociales y culturales. El desafío no es sólo falta de información empírica, sino también carencia de marcos conceptuales para investigar. La información existente se refiere a causas del BSE, no a su constitución.
1 La palabra inglesa well-being no debe traducirse al español como bienestar, sino con el neologismo bienserestar, porque “being” es ser o estar y no sólo estar, que se refiere a la circunstancia; ser se refiere a la estructura o esencia.