El prolífico combo australiano King Gizzard & the Lizard Wizard, no por excesivo y multipresente, deja de elaborar magníficos discos. Activos desde 2010, con álbumes sobresalientes desde 2012 (con dos discos por año de 2013 a 2015), llamaron la atención masivamente hasta 2016 con el plato Nonagon Infinity, una primera probada de lo que estos virtuosos contemporáneos, capaces de ejecutar de manera exquisita sus instrumentos sin ser pedantes ni solemnes, sino ligeros y alegres, podían lograr, de forma que de un disco a otro pueden cambiar de personalidad y en unos ser progresivos, en otros sicodélicos, en otros agregar pizcas de prog-metal o hasta de kraut, siempre con una gran intuición para la melodía y los arreglos creativos.
2017 fue un gran año para ellos, en que editaron ¡cinco! discos, destacando el gran Flying Microtonal Banana y Polygondwanaland ; en 2019 pasaron un tanto desapercibidos, quizá porque atosigaron de más con tanto álbum previo, con dos discos algo flojos: Fishing for fishies e Infest the rats nest ; igual pasó con el disco K.G. en 2020, en que repitieron el experimento de tocar todo coordinado en microtonalidades, como en el Flying Microtonal..., pero sin el mismo punch.
Para 2021 volvieron a afilar los colmillos y las cuerdas, y a la fecha llevan publicadas dos grabaciones bastante agraciadas, la primera más excitante que la segunda, sin ser ésta menos agradable, además de que cada una suena como hecha por bandas diferentes: L.W. en febrero y Butterfly 3000 en junio. Ambos surgieron de componer sin fin durante el confinamiento de 2020. ¿Editarán otro más, antes de que el año termine? Ya lo veremos.
Entre tanto, el primero, L.W., es un viaje maravilloso por melodías y acordes disonantes con alta influencia de música del medio oriente y el norte de África, sin dejar de ser rock-progresivos; un tanto funky-boogies selváticos a ratos, con guitarras eléctricas harto stoner, aunque también acústicas arpegiadas, con arreglos de sintetizadores cósmicos (los menos, pero sí), para llegar a momentos de metal fino que coquetean con el estilo de bandas como Tool, pero menos oscuros. A diferencia del atasque sin matices que con todo y su habitual calidad, llegaron a tener, aquí equilibran muy bien los altibajos anímicos dentro de cada tema, con estructuras y talante asombrosamente pop, en el sentido de lo asequible, sin por ello demeritar su exquisitez, denotando con ello madurez composicional: ya no está todo "arriba" todo el tiempo. Asimismo, el álbum conserva una mullida sensación mística y una gran integridad conceptual de inicio a fin.
El segundo, Butterfly 3000 , baja de decibeles y se concentra en el uso de sintetizadores. Aquí la sicodelia que distingue la cabecita loca del líder de este sexteto, Stu Mackenzie, sigue siendo la misma en el fondo, pero más suavecita y ejecutada por teclados análogos, más que por guitarras (acústicas y eléctricas entran de pronto, volátiles como arreglos, mas no como soporte), sobre ritmos más lineales, harto kraut y electro-dream-pop, hechiceros, llenos de loops; bellas melodías corales igual de suaves y oníricas, agudas y funkies, como si viajaran juntos Panda Bear y los Beach Boys. Un disco lleno de paz y flotación, lejano a su habitual urgencia y neurosis abigarrada, emparentado con el estilo más suave de Thee Oh Sees.
Sigue sorprendiendo la versatilidad, el espíritu de aventura y la inagotable imaginación de esta banda, la cual fue creada, a decir del citado Mackenzie, “para perderse” o dejarse ir. Era inevitable que tras tantos intentos, llegaran a un momento aún más alto, con la tranquilidad y claridad que sólo pueden dar el tesón, la pasión y el tiempo. Hay King Gizzard para rato.
Caifanes. 24 Cuadros. Carmen Ruiz. Tarde de Blues
Viernes 23. 1. El jazz-metal-rock de La Orquesta 24 Cuadros, con sus proyecciones y desquiciados videos. Presentan el disco El Desvelo . Bajo Circuito (bajopuente de Circuito Interior y Juan Escutia, Condesa), 22 horas; preventa $170, taquilla $220 (cupo limitado). 2. Julio 23 y 24, Caifanes con sus éxitos del ayer, ya sin Sabo Romo. Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez, 20:30 horas; palcos privados al aire libre (dos a seis personas por palco), $360 a $2,060 en Ticketmaster.
Sabado 24. 1. La gran banda tijuanense Mint Field sigue presentando su notable disco Sentimiento Mundial (2020; reseña Ruta Sonora: https://bit.ly/3zvJFIF). Foro Indie Rocks! (Zacatecas 39, Roma; cupo limitado); 19 horas, $150 acá: https://bit.ly/3kI8tZL. 2. Carmen Ruiz y Juan Pablo González en vivo. Muy bonito el trabajo de esta cantante y autora: piano, voces e invitados sorpresa, con temas de sus EP Legado y Herencia, tributos a la canción latinoamericana. Foro del Tejedor (Álvaro Obregón 86, Roma); 19:30 horas; presencial $ 350; en línea $250.
Domingo 25. Tarde de blues con el legendario conjunto Follaje; también: Big Danny’s Blues Band, La Rambla Blues. Alicia (Cuauhtémoc 91-A, Roma), 16 horas, $70 (cupo limitado).
Twitter: patipenaloza