Nueva York. La empresa israelí NSO, creadora del programa de espionaje celular Pegasus, emitió un “ya basta” a lo que calificó de campaña “viciosa y difamatoria” en su contra, luego de las revelaciones de que sus clientes en por lo menos 10 países usaron su spyware contra activistas de derechos humanos, periodistas, políticos de oposición y hasta mandatarios estatales.
NSO emitió un comunicado encabezado “Ya basta”, denunciando que es víctima de una “campaña de medios planeada y bien orquestada e impulsada por grupos de interés especial” y que por lo tanto “ya no responderá a indagaciones de medios sobre este asunto”.
Desde el domingo pasado, cuando un consorcio de 17 medios internacionales, junto con la ONG Forbidden Stories, en París, y Amnistía Internacional, difundieron el documento Proyecto Pegasus, se empezaron a revelar resultados de las investigaciones sobre una lista de 50 mil números de teléfono recopilados a partir de 2016 que podrían ser objetivos de espionaje por gobiernos clientes de NSO.
Este escándalo ha reavivado el debate internacional en torno al espionaje cibernético masivo de las autoridades y las violaciones de derechos democráticos y la privacidad.
Cada día se han identificado a varios de los más de 600 políticos y funcionarios, casi 200 periodistas, 85 defensores de derechos humanos y 65 ejecutivos en 34 países (incluyendo México) en la lista de posibles espiados a través de Pegasus.
Entre éstos están los números telefónicos de un reportero mexicano asesinado y otros 25 de comunicadores de ese país.
Igualmente, personas cercanas al periodista saudita Jamal Khashoggi, quien fue ejecutado; el principal líder de la oposición nacional en India, y hasta 13 mandatarios y un rey.
Este miércoles se reportó que esa lista incluye a la princesa Latifa, cuya fuga de Dubai fue frustrada por un comando que la capturó en un yate en el océano Indico.
Estados Unidos no parece ser cliente del spyware Pegasus, y no fue por falta de esfuerzo de la empresa. El Washington Post reportó que NSO gastó millones para intentar conseguir negocios de agencias oficiales en la capital estadunidense, contratando a influyentes abogados, cabilderos y otros, entre ellos ex oficiales –hasta ex secretarios de Seguridad Interna y del Departamento de Justicia– en los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump.
Aunque Washington no es cliente, la lista filtrada sí incluyó los números en el extranjero de una docena de estadunidenses: periodistas y diplomáticos, entre otros. El único número de celular identificado dentro de Estados Unidos fue el del jefe del equipo de negociación del gobierno de Joe Biden con Irán, Robert Malley.
En su comunicado de este miércoles, NSO Group reiteró lo que ha afirmado desde el inicio de estas revelaciones: que la lista ahora famosa de 50 mil números de celular no es de “objetivos o potenciales objetivos de Pegasus”, no tienen que ver con la firma.
Subrayó que su misión es “salvar vidas” al ayudar a gobiernos a combatir posibles atentados terroristas y al crimen organizado, incluyendo secuestros de niños. Enfatizó que sólo proveen la tecnología, “no operamos el sistema” y no tiene acceso a los datos que manejan sus clientes.
Todos los gobiernos aludidos esta semana han declarado que investigan el asunto, dando a entender que aparentemente no estaban enterados de si sus agencias habían comprado el programa Pegasus.
En algunos casos es más complicado, como el de Emmanuel Macron –quien anunció ayer que se investigará el supuesto espionaje–, pues su teléfono estaba en la lista de objetivos potenciales del servicio de inteligencia de Marruecos, según reveló Le Monde el martes. Marruecos negó usar Pegasus.
Mientras tanto, el gobierno de Israel informó que evalúa las revelaciones sobre el software, y confirmó que aprueba las exportaciones de NSO y otras empresas de “ciberproductos”.
Igualmente se manifestó preocupado por el potencial impacto de las revelaciones sobre sus empresas del sector, ante preguntas sobre si es corresponsable por el uso ilegal de Pegasus y qué tan inmiscuidas están sus agencias de inteligencia en el manejo de información recabada por esa herramienta de espionaje.
La alta comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, declaró este miércoles en Ginebra que las revelaciones “son extremadamente alarmantes y parecen confirmar algunos de los peores miedos sobre el uso indebido de las tecnologías de vigilancia para socavar ilegalmente los derechos humanos de las personas”.
Edward Snowden, ex agente de la Agencia Nacional de Seguridad estadunidense, quien en 2013 hizo pública la existencia de un programa de espionaje global, comentó que lo que ha revelado el Proyecto Pegasus es “un sector cuyo único producto son infecciones. No fabrican vacunas, lo único que venden son virus”.
Críticos señalan que NSO no está sola, sino que es parte de una industria global que se dedica a fabricar herramientas de espionaje y desde hace tiempo se ha propuesto elaborar regulaciones internacionales más estrictas para este sector. Pero Snowden argumenta que no hay manera de hacerlo. “Déjenme dejarlo claro: las regulaciones de exportación, licencias y evaluaciones han estado vigentes durante años. No han funcionado, y no pueden funcionar. Una moratoria en el comercio de software es la mínima repuesta creíble… cualquier cosa menos que eso y el problema se empeorará”.