Echar la vista hacia atrás para prevenir males del futuro es obligación de todos. Hoy, el escándalo de las escuchas clandestinas y el trasiego de dineros públicos hacia el extranjero dan una razón más a la convocatoria para que el próximo día primero los habitantes del país respondan a la pregunta: ¿quieren o no que se juzgue a los ex presidentes del país?
Si el asunto del espionaje en contra de algunos grupos y personas con cierta fuerza política, entre otros, es inaceptable, el robo al erario público parece el colmo, y muestra el verdadero fondo de la idea de ejercer el poder por los dos gobiernos anteriores al actual.
Se trataba, también, como en muchos otros casos, de la utilización de empresas inexistentes para poder lavar y sacar del país muchos millones de pesos, y al parecer, el operador de tales horrores financieros era Genaro García Luna, personaje importante en los dos gobiernos que ya señalamos y que ahora está encerrado en Estados Unidos por sus fechorías.
Todo esto merece, desde luego, una explicación de quienes, perfectamente bien informados del para qué debía utilizarse el instrumento creado en Israel, lo compraron; además, a un sobreprecio. Entonces, no era sólo saber qué se decía y entre quiénes, sino de conseguir dinero extra y fuera de lo que marca la ley.
Felipe Calderón, tal vez atacado por todos sus miedos y sus traumas, decidió estar al tanto de lo que de él se decía, incluso dentro de su propio partido, y por ahí hacer crecer su pecunio mediante, no una red, sino una telaraña de complicidades de las que no podía negar su ilegalidad.
Este solo hecho merecería que se le llamara a declarar frente a un juez, y eso es lo que se deberá dirimir el próximo día primero del mes que viene, que la transparencia que hoy tanto se reclama se utilice para aclarar las intenciones de una acción tan deleznable como la que en apariencia ejerció Felipe Calderón; así pues, la gente no debe perder la oportunidad de hacer que ese pasado no vuelva a suceder.
Las trabas que desde la legalidad se impusieron a este ejercicio, por ejemplo imponer que 40 por ciento de la ciudadanía vote para que el resultado sea vinculante a un proceso judicial, parecen impedir que los cinco ex presidentes puedan comparecer y explicar lo que sucedió durante sus mandatos; pero también se trata de que la gente vote, porque si sólo 25 por ciento de la población acude a las urnas, el triunfo de eso que se conoce como democracia participativa no podrá ser discutido por nadie, así la consulta no pase a mayores. Total, eso es lo importante, la gente y su deseo de participar en el gobierno.
De pasadita
Por lo pronto, el nuevo secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, deberá enfrentar un problema nada fácil de solucionar en el Congreso de la ciudad, y es que allí, en la Cámara local, una de las tribus con mayor presencia está encabezada por una de sus hermanas, Valentina.
Negar que allí habrá un conflicto de interés sería más que peligroso para el Gobierno de la Ciudad, porque de todos es sabido que entre ambos, Martí y Valentina, hay vínculos, además, políticos, que serán observados desde todos los ángulos posibles para evitar episodios de complicidad que pongan en duda la trayectoria del gobierno.
Muy pronto Martí tendrá que dar muestras de su lealtad al gobierno, o bien de su muy conocida proclividad a beneficiar a los grupos que se han formado en torno a su familia. Eso será un reto del que todo el mundo espera respuesta. Ya veremos.