El maestro de música Manuel Ramírez Valdovinos, liberado el fin de semana pasado tras permanecer 21 años preso por un crimen que no cometió, pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) limpiar al Poder Judicial, a los cuerpos policiacos y al sistema penitenciario.
Ramírez Valdovinos fue sentenciado en el estado de México a 40 años de prisión con base en una confesión obtenida con tortura, acusado del homicidio de una persona que, hoy se sabe, aún está viva y reside en Estados Unidos.
En las cartas entregadas en Palacio Nacional y en la sede de la SCJN, se hace la misma petición: “Que la tortura sea castigada; le pido que cambie el sistema penitenciario, que investigue la corrupción en los penales; le pido que también represente a los olvidados que todos los días se alimentan de comida podrida y viven tras las rejas”.
Con los ojos húmedos y la voz quebrada por la emoción, afirmó que no busca revancha, sino que casos como el suyo no se repitan: “No quiero venganza, quiero justicia; no hablo por mí: hablo por los miles que viven lo mismo que yo”.
Ramírez Valdovinos agradeció a Azeem Sánchez; el diputado Pedro Carrizales, El Mijis, y Bryan LeBaron por su apoyo legal, y sobre todo a estos dos últimos por la huelga de hambre que realizaron en el Zócalo capitalino para exigir su liberación.
“México es un país donde la justicia está al revés: los que debemos tener justicia obtenemos evasivas y arbitrariedades. Si ellos no ejercen presión con la huelga de hambre, yo no estaría aquí hoy”, afirmó.
Y concluyó: “Voy a perdonar porque me conviene para ser verdaderamente libre; voy a seguir porque aún me queda vida, voy a contar mi historia hasta que se agote la última palabra de mi alma. Será la forma de curarme”.