Tegucigalpa. Estados Unidos anunció ayer que prohibió al ex presidente de Honduras Porfirio Lobo Sosa el ingreso al país tras acusarlo de aceptar sobornos de narcotraficantes a cambio de favores políticos.
El Departamento de Estado indicó que la medida, tomada “debido a su participación en actos de corrupción significativos”, incluye a su esposa Rosa Elena Bonilla, quien supuestamente utilizó “fondos públicos para beneficio personal”, y a sus hijos, según un comunicado que cita al secretario Antony Blinken.
Lobo restó importancia a la prohibición. “Y qué me van a quitar si no voy allá; si no puedo ir, pues no voy. Ya estuve yendo 50 años”, declaró a medios de información en Tegucigalpa,
La designación del ex gobernante y sus familiares cercanos coincide con el comienzo, esta semana, de un nuevo juicio contra su esposa, acusada de fraude y apropiación indebida de fondos públicos a raíz del desvío de unos 779 mil dólares.
La primera audiencia que debía realizarse ayer se postergó 48 horas debido a que parte del equipo de fiscales que conoce la causa está contagiado de Covid-19, según autoridades judiciales.
Bonilla, quien no llegó a la audiencia argumentando quebrantos de salud, está acusada de ocho delitos de fraude y uno por apropiación indebida.
La Corte Suprema de Justicia anuló en marzo de 2020 una condena de 58 años de cárcel a Bonilla, aunque ordenó someterla a un nuevo proceso judicial.
El ex mandatario –quien ganó los comicios convocados después del golpe de Estado contra Manuel Zelaya en junio de 2009–, negó en 2017 cualquier lazo con el narcotráfico, luego de que un líder de un cártel local preso en Estados Unidos lo acusó a él y al ministro de Seguridad del actual gobierno, Julián Pacheco, de cobrar sobornos a su grupo criminal.
Un año antes, Fabio Lobo, hijo del ex gobernante hondureño, se declaró culpable de conspirar para importar cocaína a Estados Unidos, en una investigación de la DEA, tras ser arrestado en Haití.