Nueva York., El gobierno de Joe Biden divulgó que evalúa facilitar las remesas, ampliar su equipo diplomático en La Habana y explorar iniciativas para hacer más accesible Internet en la isla, en las primeras señales de un titubeante giro en la política estadunidense hacia Cuba.
“Por orden del presidente estamos buscando medidas que apoyen al pueblo de Cuba y que hagan rendir cuentas al régimen”, afirmó ayer la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Manteniendo su mantra oficial de que la política hacia Cuba se basa en los principios de la democracia y los derechos humanos, la Casa Blanca confirmó ayer que Biden emitió instrucciones para impulsar el inicio de un posible giro en su política hacia la isla por primera vez desde que asumió la presidencia hace seis meses.
Biden ordenó al Departamento de Estado crear un grupo de trabajo para evaluar los mecanismos de las remesas, a fin de garantizar que esos fondos lleguen directamente a familiares de cubano-estadunidenses en la isla sin que el gobierno se beneficie.
A la vez, Psaki comentó que, trabajando junto con el sector privado y el Congreso, se están considerando iniciativas para ampliar el acceso de los ciudadanos a Internet en Cuba, estableciendo al parecer algún tipo de circuito fuera del control de las autoridades en la isla, idea promovida por el senador republicano cubano-estadunidense Marco Rubio.
Agregó que se está buscando cómo incrementar “flujos de asistencia humanitaria” a través de organizaciones internacionales a Cuba, y mediante eso presionar al gobierno cubano.
Pero tambien advirtió que el Departamento del Tesoro continuará “designando” a funcionarios y oficiales cubanos “responsables por violencia, represión y violaciones de derechos humanos de manifestantes pacíficos en Cuba” para aplicarles sanciones.
El Departamento de Estado confirmó ayer que está evaluando incrementar el número de personal en su embajada en La Habana con el propósito de restablecer servicios consulares y “facilitar” la relación con la “sociedad civil”.
“Hemos estado consistentemente del lado del pueblo cubano, incluso en el contexto de las protestas recientes en la nación isleña… continuaremos apoyando… sus aspiraciones legítimas por derechos humanos, democracia, y por los valores que por demasiado tiempo –al menos desde 1959– se les han negado”, reiteró el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, para justificar la continuación de las políticas de sanciones económicas y de condena al gobierno cubano.
No se mencionó que el Departamento de Estado dedica anualmente 20 millones de dólares en “asistencia” a agrupaciones civiles cubanas y cubano-estadunidenses y programas de propaganda en promoción del objetivo de un cambio de régimen, además de por lo menos otros 3 millones de la paraestatal Fondo Nacional de la Democracia (NED).
La noche del lunes la Casa Blanca sostuvo una reunión virtual entre “líderes cubano-estadunidenses”, la mayoría de Florida, con Juan González, encargado de las Americas en el Consejo de Seguridad Nacional, y el asesor presidencial Cedric Richmond para escuchar sus recomendaciones políticas de cómo Estados Unidos puede ayudar a los opositores en la isla, confirmando una vez más que la política estadunidense hacia Cuba, en gran medida, se sigue haciendo en Miami.
Desde sus inicios, Biden y sus funcionarios han repetido que los cubano-estadunidenses “son los mejores embajadores” de Estados Unidos para Cuba, a pesar de una historia ampliamente documentada de que algunos de esos “embajadores” han cometido actos terroristas, asesinatos y una invasión de la isla.
Mientras, miles de estadunidenses donaron más de 500 mil dólares con el fin de enviar 6 millones de jeringas a Cuba para su campaña de vacunación, iniciativa encabezada por Global Health Partners y agrupaciones que incluyen al sindicato de estibadores ILWU, Socialistas Democráticos de America, Código Rosa y la agrupación cubano-estadunidense Puentes de Amor, entre otros.