El pensamiento de Guillermo Bonfil Batalla continúa vigente, ejemplificado por ediciones recientes en francés, portugués y coreano de su libro México profundo, y la continuidad de su lucha por el reconocimiento jurídico y real del pluriculturalismo en nuestro país, concordaron los participantes del homenaje dedicado este lunes al destacado intelectual, a 30 años exactos de su fallecimiento.
El acto De ese antropólogo que llamamos Guillermo Bonfil (1935-1991), realizado en el Museo Nacional de Antropología e Historia y transmitido vía Internet, da inicio a una serie de conmemoraciones en honor del investigador y forjador de instituciones.
Contó con la participación de los antropólogos Diego Prieto, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia; Alicia Barabas, Miguel Bartolomé y Maya Lorena Pérez, así como del director de recinto, Antonio Saborit, y el doctor en ciencias Arturo Argueta.
Barabas mencionó que durante el proceso de reforma al artículo 4 de la Constitución Política de Estados Unidos Mexicanos, en 1989, “una de las urticantes propuestas de Guillermo Bonfil fue que para ser realmente un Estado pluricultural, México debía asegurar los espacios para que las culturas pudieran reproducirse y desarrollarse en acuerdo con su propia identidad”.
Aunque no se aceptó esa propuesta, él “era consciente de que aun con la ley, el pluralismo sólo podría llegar a concretarse en los Estados nacionales cuando se lograra la convivencia respetuosa y la comunicación igualitaria entre las culturas alternas.
“A 30 años de su partida, los pueblos originarios y la sociedad nacional aceptan la legitimidad del pluriculturalismo; seguimos luchando para hacer realidad aquellas ideas de uno de los precursores más preclaros de la causa indígenas.”
Diego Prieto, por la reivindicación de la utopía
En su alocución, Diego Prieto destacó que Bonfil Batalla es el “antropólogo mexicano más importante del último tercio del siglo XX, quien ejerció mayor influencia sobre la discusión que la disciplina generó en las cuatro décadas recientes del siglo pasado y quien acompañó la ruptura de toda una generación a partir de 1968”.
Añadió que en sus últimos años Guillermo Bonfil “estaba en un proceso de enorme reflexión crítica de planteamientos situados en el utilitarismo, el pragmatismo y la sumisión ideológica a las posturas de orden neoliberal que van emergiendo tras la caída del socialismo real”.
Y pidió “recuperar con Guillermo Bonfil la reivindicación de la utopía, que nos obliga a mantenernos en una perspectiva crítica de la realidad, a reivindicar la rebeldía y la inconformidad como criterio central para la crítica de la sociedad”.
La participación de Arturo Argueta versó sobre la influencia de Guillermo Bonfil en otras disciplinas del conocimiento, pues “sus textos son premonitorios de lo que hoy estamos discutiendo en los temas de las relaciones entre sociedad y naturaleza”.
Bonfil mencionaba desde 1981 lo que hoy se sabe: “México es un país megadiverso biológicamente y en lo cultural, por su riqueza en pueblos indígenas y lenguas distintas”.
Destaca la importancia de que a 30 años de la primera edición de México profundo: una civilización negada, en 2017 se publicó la versión en francés, en portugués al año siguiente y en coreano hace unos meses. “Nuevamente, los conceptos de civilización milenaria, resistencia, cultura autónoma y apropiada, descolonización tuvieron enorme resonancia en diferentes ámbitos dentro y fuera de México”.
Argueta concluyó que “la perspectiva que modeló Bonfil, hoy al inicio de la tercera década del siglo XXI es desplegada por millones de mexicanas y mexicanos para hacer posible que México se mire a sí mismo con orgullo y con espacio, porque se trata de una perspectiva pluralista, incluyente, crítica, descolonizadora que abre las puertas a las potencialidades de todas y todos los mexicanos”.